El mundo, especialmente el Occidental, ha entrado en una peligrosísima crisis financiera. Las sucesivas reuniones de las autoridades políticas mundiales al más alto nivel demuestran inequívocamente que el mundo se enfrenta a un problema generalizado de efectos demoledores de incalculables consecuencias para toda la población mundial pero, y como ocurre siempre, para los menos favorecidos. especialmente Los miles de millones de dólares y euros que son puestos por los estados a disposición de las entidades financieras en dificultades para evitar un derrumbe total del sistema financiero mundial, con las trituradoras consecuencias que ello tendría para los que viven del día a día y las clases medias, los primeros porque pueden quedarse sin empleo y medio de vida y los segundos porque pueden perder sus ahorros depositados en entidades financieras, no dejan lugar a la menor duda que a quienes ostentan el liderazgo de las naciones pudientes del hemisferio les ha tocado el tomar decisiones drásticas orientadas a evitar el colapso incontrolado del sistema financiero actual. Por supuesto que no deja de ser chocante y criticable que entidades financieras, que cobran a su clientela hasta por respirar dentro de sus dependencias y se jactan año tras año de lo mucho que suben sus respectivas cuentas de rendimiento, reciban ahora multimillonarias aportaciones de dinero de las arcas del Estado para solucionar sus problemas, aunque más demoledor podría ser un crack financiero universal y las riadas de parados que engrosarían las filas del paro que ello llevaría consigo.
Por todo ello, no debe extrañarnos esta frenética actividad que estamos viendo en las pantallas por parte de los máximos responsables de la política y la economía mundial. El fantasma del paro masivo no sólo significa una ingente cantidad de personas que no podrían alimentarse lo suficiente, eso, en cierto modo, no es la preocupación más relevante de políticos bien instalados, con buenos ingresos y visa oro en el bolsillo; la gran preocupación de esos forjadores de bienestar o miserias, depende cómo y en qué dirección orientan sus decisiones, es la masa humana, el ‘monstruo sin cabeza’ espoleado por la falta de trabajo y el hambre que, una vez apiñada alrededor de una causa común -falta de cobertura de las necesidades básicas de toda persona para su subsistencia- se pone en marcha cual marabunta y, a pecho descubierto, arremete contra todo y cualquier sistema de orden establecido. Como punto de referencia de lo que aquí comento: los incontables casos que ilustra la Historia. ¿Historia muy cercana como mini ejemplo? El ‘Caracazo’ de Venezuela.
Y a todo esto, dentro de toda esta ‘movida’ televisada en la que podemos ver el frenesí desplegado por doquier por parte de los gobernantes del mundo por buscar soluciones a la recesión económica que se está generando por todas partes, ¿qué posicionamiento están tomando nuestros dirigentes aquí en Canarias para capear este tsunami de la manera menos dolorosa posible, dentro de las decisiones limitadas que podamos tomar para frenar las ‘embestidas’ que nos vienen de fuera? Analizando las actividades de nuestra clase dirigente en la toma de decisiones -digo decisiones y no medidas- para amortiguar la crisis y recesión económica en la que hemos entrado, podemos aseverar que, de resultados a corto plazo, ninguna; las medidas que se están tomando son erráticas y en la dirección errónea; me explico: la columna vertebral de la economía de Gran Canaria es la construcción y el turismo y este binomio se encuentra con su crecimiento congelado por la Ley de las Directrices o Moratoria al crecimiento turístico promulgada por nuestro Parlamento, por unanimidad y en gran gesto de suicidio colectivo, en abril del 2003; es decir, nuestra Isla se encuentra inmersa en la actualidad en un problema gravísimo porque:
PRIMERO.- el binomio construcción-turismo está congelado, está ‘muerto’ y la recesión en el crecimiento económico que nos viene de fuera es un añadido inmisericorde a la situación de hibernación en que se encuentra el pilar de nuestro crecimiento económico con el resultado cero en la creación de puestos de trabajo.
SEGUNDO.- Hay dos efectos a resaltar, demoledores a mí entender, que ha tenido como consecuencia la Ley de Directrices o Moratoria turística, y son: a) la pérdida del liderazgo de Gran Canaria, ya irrecuperable, en los mercados turísticos europeos; b) el drástico incremento del paro pues hemos pasado en Canarias de 92.000 parados en abril del 2003 a unos 180.000 al día de hoy.
Los siguientes interrogantes son de rigor: ¿Por qué ha perdido Gran Canaria competitividad en el mercado turístico europeo? Porque nos hemos estancado en poner camas de calidad en el mercado de acuerdo con la demanda y esa demanda se ha dislocado hacia la oferta de otros destinos turísticos que sí las han puesto. ¿Y por qué se ha disparado el paro en Canarias de forma tan bestial desde el 2003 hasta el 2008? Simplemente porque se ha ‘matado’ a las dos actividades que sustentan alrededor del 70% de nuestra mano de obra activa y, al congelarse la edificación hotelera, se han matado dos generadores de empleos de un tiro, pues ha quedado ociosa en gran parte la mano de obra de la construcción y se han cerrado las puertas a la creación de nuevos puestos de trabajo en la rama hotelera que es la única que puede absorber la mano de obra que está engrosando el paro a consecuencia del continuado cierre de complejos turísticos extrahoteleros en San Bartomé de Tirajana, especialmente, oferta de cama turística, la extrahotelera, cuya demanda va en continua e inexorable retroceso.
A todo esto, el lector puede que se pregunte también: bueno, si el Gobierno canario acaba de presentar en el Parlamento la Ley de Medidas Urgentes, que prorroga en cierto modo la actual Ley de Directrices o Moratoria turística, la cual contempla la posibilidad de construir hoteles de cinco estrellas, no debe haber problemas para que el pulso del binomio construcción-turismo vuelva a latir. Sí, eso podría ser el criterio de cualquier ciudadano que, fuera de la jungla de la burocracia administrativa que envuelve el urbanismo, opine sobre el tema pero las cosas no son así de simples ni de tan fácil recorrido porque esa posibilidad de construir hoteles de cinco estrellas está condicionada en esta nueva ley o prórroga de la ley aún en vigor a que esos hoteles sean hoteles escuelas, con todo lo que significa el explotar un hotel escuela como empresa privada; es decir, con ésta más que tímida apertura a la posibilidad de construir un hotel, el Gobierno canario traslada a la empresa privada una de sus obligaciones básicas: la formación de la mano de obra para cualquier actividad económica, y la fuerza a asumir una función didáctica impropia de una empresa privada dentro de un contexto de libre mercado, dando la impresión que el desconocimiento de la realidad impera en el ejecutivo y que piensa que hay colas de inversores sacando un numerito para construir hoteles en Gran Canaria y enterrar -obsérvese que digo enterrar y no invertir- miles de millones en proyectos hoteleros que cualquier iluminado de turno, con ínfulas proteccionistas del suelo ajeno, puede convertir en pleitos de decenios ante los tribunales. Por consiguiente, es un proyecto de ley, repito, tímido, voluntarista y cobarde en lo fundamental porque, en lugar de enfrentarse al problema de forma resoluta y a tomar decisiones que solucionen los problemas que corroen y bloquean el desarrollo económico de nuestra Isla -competitividad (oferta turística de calidad) y crecimiento desenfrenado del paro-, se aparta de las necesidades básicas y perentorias del espeluznante momento actual y se sumerge en un posicionamiento de desarrollo opaco en la creencia que le suavizará la actitud beligerante ‘in extremis’ de la oposición y le facilitará un pacto con ella, un pacto con una oposición en la que reinan objetivos inmovilistas, intervencionistas y dirigismo trasnochado a años luz de las necesidades que hoy tiene ante sí Gran Canaria.
Como prueba palpable de por donde van a ir los ‘tiros’ de lo que va a significar el previsible pactismo, no hay más que repasar las hemerotecas de los últimos días y podemos comprobar lo que opinan los grupos políticos de la oposición, con los que se supone que tendría que pactar la ley el Gobierno, comenzando por los comunistas de Román Rodríguez, con él ‘in person’ a la cabeza y jalonado por otros afines, entre ellos Faustino García Márquez, el hombre que acaba de protagonizar un golpe de efecto y órdago al Gobierno al dimitir de su puesto de presidente de la Agencia del Medio Ambiente tratando con ello de cargarse la ya de por sí insípida nueva moratoria, secundado por los Cabildos, entidades que, como los máximos y únicos responsables de la gestión de sus respectivos territorios que deberían ser y, por tanto, los más identificados con las necesidades de desarrollo del momento de sus respectivas islas, se montan al carro de “todos contra el Gobierno”, bajo la nunca suficientemente bien ponderada batuta del puñado de iluminados del Cabildo grancanario, los encastillados en el “yo nunca me equivoco” y, por puro enfrentamiento político, exigen al Gobierno la retirada del proyecto de ley del Parlamento de forma que sea modificado en el sentido que sea aún más restrictivo en el crecimiento turístico; es decir, hecho a la medida de sus ideologías intervencionistas y no a la medida de las necesidades de la Isla. Indiscutiblemente que nos encontramos ante el sempiterno ‘sostenella y no enmendalla’ de determinados políticos grancanarios; los efectos perniciosos que este posicionamiento sigue teniendo para Gran Canaria no va con ellos, a pesar de que están ahí para ver y tocar.
En lo que al posicionamiento del Partido Socialista Canario se refiere, eso es otro cantar. El leonino condicionante que se le impone al inversor para construir un hotel en Canarias, no sólo en lo concerniente a los hoteles escuela sino a las demás rebuscadas y retorcidas disposiciones de la Ley que propician la construcción hotelera tirando en un sitio para construir en otro y otras cosas parecidas, no parecen ser suficientes trabas para el PSC que postula, según declaraciones a la prensa de los últimos días de sus máximos dirigentes, la devolución del proyecto de ley al Gobierno y su sustitución por otro en el que quede descartada la construcción de nuevos hoteles por lo que se une al marco inmovilista de los comunistas y pone la proa a esta nueva moratoria del Gobierno con el argumento que va a haber un descontrol ilimitado para llenar de camas toda la Isla de Gran Canaria. Que el PSC arremeta con semejante virulencia, amenazando incluso con llevar la ley ante el Constitucional para echarla abajo, contra una nueva ley o prórroga de una ley que de por sí debería ser abolida ‘ipso facto’ como único camino para que el corazón paralizado de nuestra economía vuelva a latir, es una tremenda paradoja; que el partido político que más debería estar comprometido en Gran Canaria, dado su condición social, en la creación de empleo respaldando y promoviendo actuaciones por parte del Gobierno que animen a empresarios emprendedores para volver a la senda del crecimiento económico, la única salida para atajar el crecimiento del paro, parece cosa de ciencia ficción; nuestros socialistas hace tiempo que dan la impresión de haber perdido la brújula y andar perdidos en la maleza de los montes.
Como fiel reflejo de dónde se encuentra encastillada cierta clase política grancanaria, cito un comentario de mi vecino del quinto, hombre ilustrado metido en ‘la cosa’ política, que me decía hace unos días: “nosotros en Canarias no tenemos problemas, los problemas lo tienen los comuneros del continente, nosotros no los tenemos porque somos “periféricos”.” No está del todo mal la filosofía que mi vecino aplica al asunto.
Las Palmas de Gran Canaria, 27 de octubre de 2008
Daniel Garzón Luna
Mismo artículo con información gráfica (Gran Canaria bailando con la muerte) en mis páginas Web: http://danielgarzonluna.blogspot.com/ y http://zxcvbn14.spaces.live.com/
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