GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA

GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA

viernes, 14 de noviembre de 2014

TORPEDO DE LUIS LEÓN BARRETO A LA LÍNEA DE FLOTACIÓN DEL TURISMO CANARIO Y SUS EMPRESARIOS

TORPEDO DE LUIS LEÓN BARRETO A LA LÍNEA DE FLOTACIÓN DEL TURISMO CANARIO Y SUS EMPRESARIOS

En el día de ayer, 13 de noviembre, el diario La Provincia/DLP publicó un artículo de Luis León Barreto con el titular "Las mentiras del turismo en Canarias", artículo demoledor en el que no solo cuestiona la validez del turismo para Canarias sino que pone por los suelos a los empresarios que operan en el sector turístico, tanto locales como foráneos.

Ya en el año 2003 tuve la imperiosa necesidad de contestar a un artículo del señor Barreto, publicado en su columna "El Balcón" el día 30 de abril de 2003 en La Provincia/DLP, que proclamaba voz en grito en aquella ocasión lo magnífico que habían sido nuestros políticos representantes del pueblo canario en nuestro Parlamento y el ejemplo de cordura que habían dado al haber aprobado por unanimidad, sin fisuras, la Ley de Directrices del Turismo de Canarias de abril de 2003 que vino a imponer una congelación drástica al crecimiento turístico en Canarias. Esta Ley, fatídica para Gran Canaria por antonomasia, Ley de Román Rodríguez en su etapa como presidente del Gobierno de Canarias, ley intervencionista hasta la médula que ha sido el embrión causante de la cuantía de 365.000 parados que tenemos en canarias en la actualidad, precisamente porque le dio forma de Ley a la 'piedra', ya cimentada como Decreto de suspensión cautelar del desarrollo turístico en 2001, suspensión que se materializó en dicha Ley de 2003 en la congelación del crecimiento económico cerrando a cal y canto el desarrollo y crecimiento turístico, la única actividad entonces y ahora con alguna posibilidad de poder absorber mano de obra en paro. A esta 'piedra', exponente irrefutable del intervencionismo puro y duro de la Administración en la vida económica de Canarias, le cogió gustillo el presidente Paulino Rivero y su equipo y la han mantenido, en plena crisis económica mundial, durante los casi ocho años que lleva de mandato.

En aquella ocasión, en mi réplica al señor Barreto el 13 de mayo de 2003, tuve que decirle con mi artículo "Unanimidad parlamentaria y Luis León Barreto" (Enlace al artículo, página 413 del libro de descarga gratuita "Gran Canaria en su encrucijada") que lo que había hecho el Parlamento canario aprobando sin fisuras la mentada Ley de Directrices de 2003 fue un acto de "suicidio colectivo" digno de ser premiado con la entrada en el "Libro Guinness de los records" como el único parlamento sobre la tierra que congela por ley su única columna fiable de crecimiento económico. Las consecuencias están a la vista en los 300.000 parados que su sumaron en Canarias a los alrededor de 70.000 que había en Canarias en el 2003.

Hoy, después de leer su artículo de ayer, no puedo menos de sonrojarme ante tanto disparate vertido en un análisis de un par de cuartillas sobre el turismo. Tanta ignorancia sobre el sector del que vive el 80% de la población canaria, directa o indirectamente, me ha sobrecogido, precisamente por venir de la parte de alguien que, considerando su afición a las letras, se le supone altamente informado y cualificado para opinar con objetividad, y nunca con tanta opinión peyorativa sobre lo que significa el turismo para Canarias, lo que aporta al empleo, lo que representa nuestro empresariado turístico para el bienestar de las islas, lo que aportan los operadores que mueven la demanda turística hacia Canarias, y, en fin, la criminalización que hace contra los empresarios del sector y contra el propio turismo como bastión de nuestro bienestar causan desazón, confusión, desasosiego y abre un interrogante de si esos jóvenes que han podido cursar estudios y sacar especializaciones gracias al soporte económico que el turismo dio a sus padres, bien por la línea de las rentas de apartamentos adquiridos con mucho sacrificio en el Sur de la Isla, o a través del producto del trabajo en puestos de trabajo dependientes del turismo, haya sido un desacierto y un despropósito y mejor habría sido que hubiesen seguido el camino de sus ancestros y dedicarse al oficio de aparceros del tomate o empleados en las plataneras, firmando sus contratos, en casos, con la cruz legendaria del analfabetismo.

Luis León Barreto

Llega a tal punto la desvirtuación que el señor Barreto hace del empresariado turístico canario y foráneo que, tal y como los retrata en su citado artículo, deja en el lector la impresión de que son despiadados explotadores que se presentan en sus respectivos puestos de mando, látigo en mano. dispuestos a chupar la sangre de sus trabajadores a fuerza de latigazos. Las camareras, los camareros, el recepcionista, el cocinero, todos sin dejar a ninguno atrás viven sus jornadas de trabajo sometidos a la fiera mirada y manu militari del explotador que no tiene límite en sus ansias explotadoras del empleado. Los beneficios, ingentes cantidades de dinero, según se desprende del contenido del artículo del señor Barreto, sacado de los trabajadores a fuerza de exceso en el trabajo, se quedan en algún sitio allende nuestras fronteras donde los explotadores, los foráneos, viven la gran vida a costa de la mano de obra esclava de los canarios.

Es imposible verter más insensatez en un solo día y en un par de folios sobre el turismo. La acusación descarada a los empresarios del sector que no contratan más trabajadores mientras someten a sus plantillas a excesos de trabajo que los obliga a recurrir a asistencia médica por problemas de ansiedad, el inmiscuirse en la administración de las empresas turísticas con sus políticas comerciales, el pintar a los operadores de otras naciones como puros saqueadores de nuestra riqueza, el criminalizar a los europeos comunitarios de contemplar Canarias como su piscina particular donde venir a solazarse en invierno a costa de los canarios, y una retahíla de incongruencias y sinsentidos ....por no decir otra cosa, todo ello producto de una mente que parece seguir estando a años luz de las realidades turísticas y económicas de Canarias, como si el tiempo no hubiese transcurrido desde la aprobación parlamentaria de la mentada Ley de Directrices de 2003 y su artículo de loas a dicha ley de 30 de abril de 2003, obviando que bajo el 'paraguas' legal de esa Ley los parados canarios se fueron sumando por decenas de miles, y sus criterios plasmados en su artículo parecen indicar que al igual que se congeló el crecimiento económico de Canarias durante catorce años también se congelaron al unísono las neuronas de determinados 'pensadores' que creen que la solución de supervivencia de la población canaria es volver a la era de piedra.

No hay la menor duda que en lo referente al turismo, la actividad económica básica de nuestra economía del que debiera existir muy amplio conocimiento en todos los estamentos profesionales y sociales de las islas, desde el médico al mecánico, sin dejar profesión alguna fuera, y, sobre todo, en los que se dedican y ganan su jornal diario con la pluma, como se supone que es el caso del señor Barreto, de lo que significa el turismo para Canarias, lo que representa, la influencia que tiene en todo lo que nos rodea, nuestra dependencia de ello y, sobre todo, la importancia que tiene por lo demoledor y antisocial el criminalizar a todo empresario que se dedica a actividades turísticas en Canarias en los términos que el señor Barreto utiliza en su repudiable artículo. Existe una creencia en la sociedad canaria, especialmente grancanaria, de que el turismo es pernicioso para Canarias y para los canarios; en el arraigo de esta creencia han tenido no poca influencia comentarios desafortunados de dirigentes políticos y no pocas plumas 'progresistas' del Archipiélago, y, entre ellas, como podemos ver por este artículo, ocupa un lugar destacado la del señor don Luis León Barreto que no desaprovecha momento u oportunidad para plasmar sus creencias anti desarrollo sobre todo lo que se mueva en Gran Canaria.

No es casual que a día de hoy tengamos 365.000 parados en Canarias (el 33% de nuestra población activa). Hay más de un cerebro del tamaño del de don Luis León Barreto vertiendo ideas inmovilistas y peyorativas sobre la única actividad que nos sigue manteniendo a flote, a pesar de criterios como el aquí criticado.

El señor Barreto termina su artículo 'analista' sobre el turismo en Canarias, la "cosa" como él lo califica en este artículo, con la siguiente frase, muy brillante por cierto por la calidad del metal que la sustenta: "En definitiva: en el turismo no es oro todo lo que reluce, ni muchísimo menos". Olvidó el señor Barreto que, si bien el turismo no reluce en Canarias como el oro, sólo personas desinformadas cuestionan que el turismo sea en Canarias la "cosa" que da de comer al 80% de su población, bien directa o indirectamente, como él mismo reconoce en su propio artículo al decir que "Está claro que somos la comunidad autónoma que más depende del turismo", y si esa actividad no merece ser calificada como "mina de oro" de la que come el 80% de su población, no sólo unos cuantos 'propietarios' de la 'mina', que venga Dios y lo vea.

Aquí sí hay materia para hacer un informe sobre el turismo pero no para averiguar "dónde van realmente las ganancias del turismo que nos visita", como apunta el señor Barreto, sino para que nuestra población se entere y tome conciencia de la importancia que el turismo tiene en el día a día de cada uno de nosotros, o, por lo menos, del 80% de la población de Canarias.

Las Palmas de Gran Canaria, 14 de noviembre de 2014

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