ZAPATERO Y MORATINOS FRENTE A LA SOBERANIA ESPAÑOLA DE GIBRALTAR Y SUS AGUAS
Los incidentes que están teniendo lugar en las últimas semanas en las aguas españolas de Gibraltar con la Guardia Civil de la frontera en su cometido de salvaguardarla de la incursión de delincuentes con base en Gibraltar, y el ‘talante’ hacia la colonia, inusitado en trescientos años de colonia, mostrado por el presidente Zapatero, su Gobierno y, ¿cómo no citarlo?, el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, ha puesto en el candelero lo que fue metido en el baúl de los recuerdos por la Democracia desde su implantación: la recuperación de Gibraltar, una colonia mantenida en Europa en el suelo de uno de los miembros de la Comunidad Europea por otro miembro de la Comunidad. [Las veleidades del Gobierno de Aznar negociando una soberanía compartida del Peñón con los británicos fue un absoluto despropósito porque a cambio de poner bandera en el Peñón se renunciaba a lo básico, a lo fundamental, a la soberanía simple y llana que nunca dejó de ser española y, además, con la ‘zanahoria’ de las negociaciones nos metieron políticamente en la Guerra de Irak].
El españolito de a pie, que tiene otras preocupaciones para él más importantes que el ocuparse de profundizar en el asunto de Gibraltar pues para eso hay cargos políticos con abultados sueldos y prebendas que tienen la inexcusable obligación de hacerlo, puede que piense que el tema de Gibraltar es ajeno a la Democracia restaurada en España al terminar la Dictadura y que las reivindicaciones españolas sobre Gibraltar eran cosas del General Franco y los suyos, lo que podría llevarnos a la creencia que, en lo que se refiere a la reivindicación española del retorno de Gibraltar a España, Franco vivió trescientos años porque se da la circunstancia que hace ese tiempo que España exige la devolución del Peñón, y, en épocas como la del reinado de Carlos III, por ejemplo, con muchísima pólvora de por medio.
Por tanto, como quiera que se está poniendo en cuestión con exceso la soberanía española sobre todo el territorio de Gibraltar y sus aguas colindantes, llegándose al extremo de que el ministro Moratinos diga en público que España no renuncia a que le sea devuelta la soberanía sobre el Peñón, dispuesto también a compartir soberanía y otras incongruencias por el estilo, demostrando de esta manera, para sonrojo de la diplomacia española, que no tiene ni la más remota idea del contenido del Tratado de Utrecht en el que, por supuesto, no hay cesión de soberanía por ninguna parte, ha lugar a pensar que el señor Moratinos, con la aquiescencia del presidente Zapatero y el resto del Gobierno, puede meter a España en una negoción con Gran Bretaña y los llanitos sobre la soberanía del Peñón y las aguas que lo circundan sin el preceptivo respaldo del Parlamento español.
Dado que este planteamiento es algo que cualquier español que haya seguido con detenimiento los pasos dados por el Gobierno de Zapatero y su ministro Moratinos en los últimos meses sobre el asunto de Gibraltar, con la escenificación de su denigrante visita a la colonia el pasado mes de julio incluida, le es inevitable el albergar los temores de que cualquier día de estos nos desayunamos con la noticia de que el ministro Moratinos acaba de añadir un apéndice al Tratado de Utrecht dando, o compartiendo, la soberanía del Peñón y sus aguas a Gran Bretaña y los llanitos, y como quiera que esto puede convertirse en una realidad de un día para otro, llamo la atención, con el derecho que me confiere el ser español y el haber hecho la mili como mandaban los cánones, al señor presidente Zapatero, al señor ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos y al resto del Gobierno sobre lo siguiente:
1º La soberanía sobre Gibraltar la ostenta España puesto que nunca la cedió y nunca renunció a ella. ¿Qué documento avala esto jurídicamente? El Tratado de Utrecht, la ausencia absoluta de la palabra “soberanía” en él, el mismo Tratado que da cobertura jurídica a la presencia británica en la colonia de Gibraltar, aunque lo hayan incumplido de cabeza a rabo de forma continuada.
2º La soberanía sobre las aguas circundantes del Peñón es española con la sola excepción de las aguas correspondientes al puerto-embarcadero que existía en Gibraltar cuando se produjo la venta política. (Ver croquis de Gibraltar de la época en mi página web http://danielgarzonluna.blogspot.com/ donde podrá ver con claridad el embarcadero y sus aguas y un mapa del puerto actual).
El puerto actual, adicionado al puerto-embarcadero de origen, está construido en aguas españolas, por tanto este puerto, así como el 50%, aproximadamente, de la pista del aeropuerto, están en aguas españolas, y, además, en lo que al aeropuerto se refiere, en la ‘tierra de nadie’ entre las dos fronteras. Por tanto, los guardias civiles que fueron detenidos y llevados al cuartelillo de la policía de Gibraltar no entraron en casa ajena cuando penetraron en las aguas del puerto actual en persecución de delincuentes sino en aguas españolas usurpadas por los británicos..
3º En el supuesto caso que se produjera una negociación con entrega final de la soberana española del peñón y sus aguas a los británicos y llanitos, sin que esa negociación estuviese respaldada por un mandato previo del Parlamento español, nos encontraríamos con que el actual Gobierno de España escinde ‘motu proprio’, sin estar legitimado para ello, un trozo de su territorio y su dominio de aguas del Estrecho y lo entrega a una potencia extranjera, socio de España en la OTAN, que hoy la mantiene como colonia.
4º Ni este Gobierno ni ningún otro Gobierno de España está legitimado para decidir en solitario una escisión de parte del territorio nacional en beneficio de potencia extranjera alguna. De producirse esta premisa, sin que se hiciese sin el respaldo de un mandato del Parlamento español, tal y como se menciona en el apartado anterior, sería, en el caso de Gibraltar, jurídicamente nulo ante la potencia colonial británica y los habitantes del Peñón, tanto los legales como los ilegales. En todo caso, de producirse esa negociación con los requisitos contemplados en el apartado 3º y con el resultado de transferencia de la soberanía a los británicos o llanitos, su validez no sería efectiva mientras no fuese refrendada por votación popular de toda la ciudadanía española en referéndum ya que se trata de una escisión del territorio nacional.
5º Tanto la Gran Bretaña como los llanitos deben tener claro que cualquier tipo de acuerdo que protagonice cualquier Gobierno de España que cambie el concepto sobre la soberanía española sobre Gibraltar y sus aguas, que de forma incuestionable no se cede en el Tratado de Utrecht a Gran Bretaña, será jurídicamente nulo si no tiene el respaldo popular producido en referéndum, según se menciona en el apartado 4º.
6º Todo apunta en la dirección de que el señor ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, no está a la altura del legado de Gibraltar ni de lo que Gibraltar significa para la gran mayoría de los españoles con conocimiento de causa sobre el tema. Su homólogo británico, que no es precisamente una lumbrera, y el llanito Caruana están haciendo encajes de bolillos con él, con sus ‘gestos’, con su ‘talante’ y, de paso, con España entera. Consecuentemente, el señor ministro Moratinos debe ser relevado de su cargo como ministro de Asuntos Exteriores, bien por decisión propia o por dimisión, y, si el presidente Zapatero no está en la situación de afrontar una crisis también dentro de su Gobierno, cosa comprensible, entonces el señor ministro Moratinos debe seguir encargándose de asuntos hispanoamericanos con sus afines, que son aguas en las que nada bien, y ser relevado de todo lo que tenga algo que ver con Gibraltar…..antes que la encharque más a fondo todavía.
En lo que al partido mayoritario de la oposición se refiere, el Partido Popular, debo recordarle que ya cuando el Gobierno de Zapatero decidió dar el valor de tercer socio en la mesa de negociaciones a los llanitos su controversia brilló por su ausencia en la medida de lo que el nefasto paso representaba y la réplica continuada y contundente que semejante despropósito debió significarle. Pasó de puntillas de la creación de la vergonzosa claudicación del tripartito. No hubo el más mínimo seguimiento de los erráticos pasos del ministro de Exteriores en su camino de dar concesiones a los llanitos y regalar ‘gestos’ y ‘talantes’ a cambio de nada. Que los españoles de a pie no estén pendientes del tema de Gibraltar es una cosa lógica porque ya tienen más que suficientes preocupaciones, con toda la que está cayendo, para llegar a fin de mes, pero que un partido que está llamado a gobernar no le dé la importancia y actúe en consecuencia y con la contundencia que el caso requiere sobre un asunto que tanto significa para la dignidad nacional es otra cosa muy a tener en cuenta por lo que nos pueda deparar en el futuro venidero.
Antes o después la propiedad de Gibraltar volverá a la Piel de Toro. España es grande y generosa y le sobra sitio para los llanitos; sólo tendrán que aprender andaluz que, por lo visto, no les será problema alguno porque no hay dudas que se les da mejor la lengua de Cervantes que la de Saquespeare. (En andaluz se dice Saquespeare, es bueno el aprenderlo).
Si bien el artículo del Tratado de Utrecht que se ocupa de la entrega de Gibraltar a Gran Bretaña, el Artículo X, ya lo incluía íntegro en mi comentario sobre Gibraltar del pasado día 25 de noviembre, voy a reproducirlo nuevamente por la importancia que tiene que sea bien conocido por los españoles y por coger poco espacio. Dice lo siguiente:
“El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortaleza que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce en entero derecho, y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno” En el párrafo siguiente dice: “……que la dicha propiedad se cede a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra……”.
Mismo artículo con información gráfica en mi página web, ya citada en la segunda página de este escrito.
Las Palmas de Gran Canaria, 12 de diciembre de 2009
Daniel Garzón Luna
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