CARTA A UNA AMIGA ISRAELI de Carlos Juma
En el día de hoy, 29 de agosto de 2011, el diario digital CANARIASAHORA.ES publica una carta de Carlos Juma dirigida a una amiga israelí. Por el contenido de raciocinio en ella desplegado sobre el conflicto palestino/israelí, la reproduzco íntegramente en este blog pues su planteamiento de paz y entendimiento es muy digno de que sea divulgado en todos los medios que apuesten por una solución justa y definitiva entre esos dos sufridos pueblos, uno más que otro, claro.
Las Palmas de Gran Canaria, 29 de agosto de 2011.
Daniel Garzón Luna
Carlos Juma
Opinion
/ 25/08/2011 (15:19 h.)
PALESTINA: LA CREACIÓN DE UN ESTADO
Carta a una amiga israelí de Carlos Juma
-CANARIASAHORA.ES – 29-08-2011
Los habitantes del Sur de Israel están aterrorizados. Tengo noticias directas de quién viven esta situación, angustiados, y haciéndose preguntas acerca de la creación de un Estado para Palestina. Me expresa sus miedos y recelos.
Le contesto a su carta, públicamente, absolutamente consternado y conmovido por tanto dolor. En los siguientes términos:
Siento enormemente su situación personal y familiar; y también comprendo sus preguntas. No le voy a pedir que entienda mi sufrimiento por los míos ni el estado de terror de mis niños en Gaza y Cisjordania. Le responderé desde el más sagrado respeto a su persona, la mención que hace de Sir Winston Churchill:
".Nunca rendirse. “Nunca, -en nada, grande o pequeño, importante o insignificante nunca, nunca, nunca. Oesta otra de Kierkegaard: "Quien no es apasionado, jamás verá la Tierra Prometida, sino que se perderá en el desierto".
Al contrario, creo que siempre hay algo a lo que rendirse y que nos haría más grande que nuestros enemigos: la Paz. Y de pasiones no será la de nadie superior a la de otro en una Tierra Santa cuyos hijos, descendientes de un padre común, Abraham, tiene raíces milenarias hundidas en su suelo.
Sólo habrá PAZ si la gente que la anhelamos gritamos nuestra ansiedad más que los misiles.
Me repugna la actitud de los estúpidos que piensan que vamos a conquistar un centímetro cuadrado ensangrentando la tierra: siempre he denunciado el terrorismo y cualquiera de sus expresiones y desde luego no desearía por nada del mundo que un hipotético Estado de Palestina fuera la sede del terrorismo puro y duro.
Hay que considerar el derecho de los palestinos a la construcción de un estado libre e independiente así como el derecho de los israelíes a vivir seguros en su propio Estado. Los hechos son los que son, justos, injustos o alegales, la realidad se impone y esta situación debe concluir pero para ello hay que gritar, no guardar silencio e impedir que su pueblo y el palestino se dejen guiar por la sed de venganza, por la ley del Talión, por el "Tú Más". Ni en nombre de Jehová, ni de Yahvé ni de Allah ni de Jesús ni de Moisés ni de Abraham ni de Ismael ni de Jacob se puede imponer a nadie ningún derecho político. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
La historia no me interesa para revivirla y asignar quién tiene la razón pues si partimos de acontecimientos vividos aquí cada cual tiene la suya y no puede ser que con la edad que tengo, sesenta y cuatro años, que aún estemos en el empeño de ceñirnos al dolor y al sufrimiento. Eso ha generado un silencio obligado de miles de personas y una paz sepulcral. No me interesa volver a este asunto ni a convertirme en prisionero de mis enemigos recordando día a día el odio con que hemos sido tratados, unos y otros, unos por los nazis y otros por los sionistas, unos a manos nuestras y otros a manos vuestras.
No me interesa el victimismo de nadie; anhelo una actitud valiente, un proyecto centrado en el día de hoy y el diseño de un futuro inmediato, y a ser posible lejano, para nuestros pueblos. Hay que construir, eliminar las injusticias, dejar a un lado la pesada carga de una mochila llena de cadáveres.
Yo no enseño a mis hijos el sufrimiento que he pasado, ni a caminar con un ojo la espalda; les enseño a vivir en la tolerancia, en la actitud inteligente de la propuesta, de aprender a escuchar y saber guardar silencio. A nadie le interesa generar más odio y las consecuencias son las que sabemos. Sólo les interesa a los señores de la guerra, y de ellos hay mucho de que hablar en cada pueblo.
Los gestos de acercamiento deben ser reales, y aunque no podamos convivir si que podemos coexistir. No me gusta saber que está usted bajo el acoso de los misiles ni tampoco que los niños vivan con crisis de pánico y un trastorno por angustia permanente. Los míos tampoco son ajenos. Esas generaciones de niños y jóvenes son nuestra esperanza, ¿que futuro les vamos a dejar planteado desde el odio y la respuesta de sangre por sangre? Y lo digo para los niños israelíes y palestinos. Ellos son los que tienen capacidad de asombro y se preguntan que es lo que estamos haciendo. Ya nada nos sorprende a los que consideramos que tenemos edad madura y eso no es bueno. Quiero seguir asombrándome como cualquier niño y preguntar y preguntar mil veces por qué, cual es la razón del odio, del miedo insuperable, del recuerdo de gestas históricas en nombre de la Cruz, de la Estrella o de la Media Luna que han teñido de rojo y de negro la Tierra Santa. No hay cerebros con raciocinio, sólo vísceras.
Para ello es absolutamente necesario que el diálogo se establezca desde la mejor voluntad y que los Organismos Internacionales, en este caso la inútil ONU, se interponga entre dos pueblos que han coexistido siempre con sus cascos azules como medida preventiva. Hay que dar una oportunidad a la Paz. Los números de muertos y el sufrimiento son siempre asimétricos y la sangre derramada no debe ser reclamo de PAZ.
Sólo habrá Paz si se desea desde el corazón, limpia y puramente. A mi me dejó de interesar el relato del sufrimiento de mis hermanos como también las mil y una historias del sufrimiento de su pueblo. Es una aproximación a intentar ya no sólo una explicación sino yendo más allá una justificación de lo injustificable. Me conduelo severamente pero escarbar en un gran sufrimiento es crear otro. Basta ya de historias.
Reitero que la realidad es la que es y no nos exime de pedir Justicia, para ambos pueblos. Hay que dejarse de padrinos y actuar por voluntad propia y decidida. De los padrinos ya sabemos las consecuencias, y son éstas.
En cada uno de nosotros hay que apagar la llama del odio, hay que exigir a quienes utilizan la amenaza y la muerte el abandono de esa ira y encausarla hacia un objetivo común: la Paz.
Hay gente de buen corazón en ambos pueblos. Lo importante, me dijo un día el periodista Carlos Sosa, es no callar. El silencio nos hace cómplices, y eso lo digo yo.
No hay que esperar a que los poderosos nos concedan un estado para los palestinos; a mí, personalmente, de da exactamente igual que vivamos en una tierra con el nombre que les venga en gana, con un trozo de tela con uno ú otro distintivo, que se llama Palestina o Israel.
Sólo anhelo que los derechos de todos los habitantes de esa Tierra Santa se respeten, que los posean en su plenitud, que no haya diferencias. Entiendo las desconfianzas pero por encima de las armas siempre está la palabra.
El miedo paraliza, impide alinearte con el futuro. No pasa absolutamente nada por estrechar la mano de nadie pero una mano abierta, de los puños cerrados ya sabemos lo suficiente.
Mi mano, como siempre, sigue tendida a la tuya. La Vida y la Libertad jamás deben ser arrodilladas. Seguro que en esto estamos y estaremos de acuerdo.
En cualquier caso te agradecería me dijeras cual es tu respuesta al “status quo” en que viven israelíes y palestinos. Hay que hablar hasta que nos quedemos mudos y escribir hasta que los calambres del escribano nos lo impida. Paz basada en la Justicia, y Justicia misericorde para todos.
A QUIEN PUEDA CONCERNIR
En este blog publico de vez en cuando imágines y textos de diarios sacados de Internet. Si en algún momento publicara alguna imagen o artículo de su propiedad y deseara que lo descolgara del blog le ruego se ponga en contacto conmigo para complacerle de inmediato.
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