GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA

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miércoles, 7 de septiembre de 2011

RUPTURA ENTRE TURQUÍA E ISRAEL: ¿EL GRAN FRACASO DE OCCIDENTE?

(GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA -y CXXXVI -136-)



RUPTURA ENTRE TURQUÍA E ISRAEL: ¿EL GRAN FRACASO DE OCCIDENTE?

Las últimas informaciones que vienen apareciendo en la prensa sobre la tensión existente entre Turquía e Israel no son tranquilizadoras para el mundo Occidental. La filtración del informe del ex Primer Ministro de Nueva Zelanda Geoffrey Palmer de las Naciones Unidas sobre la intervención de la marina israelí en el asalto a la “Flotilla de la Libertad” el 31 de mayo de 2010, flotilla que pretendía romper el bloquea a Gaza impuesto por Israel, con el abordaje al navío turco “Mavi Marmara” en aguas internacionales en el que resultaron muertos 9 ciudadanos turcos y uno turco-estadounidense, ha venido a poner sobre el tapete las relaciones entre Turquía e Israel que se mantenían tensas a la espera por la parte turca que Israel presentara sus disculpas por el abordaje de dicho barco y procediera a indemnizar a los familiares de los ciudadanos turcos que murieron en la intervención, demandas que el Gobierno de Israel no parece dispuesto a complacer, cosa que ha llegado al punto de una ruptura diplomático casi completa, además de suspensiones comerciales con Israel por parte de Turquía y la suspensión de la cooperación militar que tanto ha significado para ambos países.

Decir que la noticia de esta ruptura es una de las más tristes que Occidente ha podido recibir en los últimos tiempos es decir poco porque la buenísima relación en todos los órdenes que desde el 14 de marzo de 1996, fecha en que se firmó el Tratado de Libre Comercio entre Turquía e Israel, han mantenido estas dos naciones que, junto al acuerdo de paz de Israel con Egipto de Camp David después de la Guerra de los Seis Días, han sido decisivos en el clima de paz relativa existente en Medio Oriente desde dicha guerra. Turquía ha sido para Israel el fiel y único aliado en el contexto del Medio Oriente, nación integrada además en la OTAN donde ocupa el siguiente escalón después de los EEUU en su aportación de efectivos a la Organización. Israel, que no es miembro de la OTAN, mantiene no obstante una estrechísima conexión con los EEUU en lo relativo a defensa, y, en cierto modo, sin ser socio de la Organización, es muy afín a ella.

Se mire del ángulo que se quiera mirar, esta quiebra de las relaciones entre Israel y Turquía es lo más grave que ha podido suceder en el Medio Oriente en lo que a la Organización del Atlántico Norte (la OTAN) se refiere, ya que no es del todo descabellado que, dado el protagonismo diplomático que Turquía está asumiendo en el ámbito del Medio Oriente y su escalada en importancia como gran potencia, hay que contar que en un futuro no muy lejano Turquía pueda descolgarse de la OTAN, lo que podría poner en solfa a dicha Organización, especialmente si la diplomacia turca basculase significativamente hacia el islamismo y se produjeran incidentes bélicos con Israel a tenor del bloqueo de la franja de Gaza.

¿Y por qué la ruptura de relaciones diplomáticas entre Turquía e Israel se plantea como un posible fracaso de Occidente, se preguntará el lector? De la situación de ruptura entre Turquía e Israel es responsable indirecto, en gran medida, la Unión Europea, -aparte de los despropósitos israelíes con sus intervenciones militares en Gaza en el 2008 con la operación “Plomo Fundido”, el asalto a la flotilla en 2010 y el bloqueo de Gaza- ya que, si bien Turquía es un miembro muy relevante de la OTAN desde 1952 y ha cumplido de forma significativa con sus obligaciones con dicha Organización, siendo el ‘guardián’ de la seguridad de la Europa Occidental en la Puerta de Oriente, la UE, con la suficiencia que últimamente caracterizan a los despachos cuadrados con orejeras de Berlín Y París, ha postergado irreflexivamente e intencionadamente su incorporación a la Unión con lo que ha creado un clima de malestar y decepción en los dirigentes y población turca, ya que estiman que prejuicios inconfesables la han vetado a pesar de que Turquía es de las pocas naciones del mundo que en la última década ha alcanzado un crecimiento medio de su economía del 7%, por lo que está muy lejano que la incorporación de Turquía a la UE pudiera significar una invasión de trabajadores turcos a las naciones de la Unión. Lógicamente, la Europa Comunitaria ha desaprovechado la ocasión de integrar en su seno la única nación con mayoría islámica con vocación europea, alfabeto latino y Estado laico, con una población que raspa los 80 millones de habitantes que representan un mercado consumidor de gran envergadura.

Sí, la Unión Europea, sumida en sus arqueos de caja de caja de andar por casa, ha fallado, le ha fallado a Occidente y le ha fallado a Israel porque una integración de Turquía en la UE en su debido momento habría consolidado fuertemente los lazos entre Turquía y el mundo Occidental, ya existentes por su presencia en la OTAN, y habría fortalecido las buenas relaciones entre Turquía e Israel, ahuyentando cualquier posibilidad de que controversias entre ambas naciones, como han resultado ser los despropósitos israelíes de la operación “Plomo Fundido”, el abordaje al “Mavi Marmara” y el bloqueo de Gaza, pudieran terminar en una ruptura diplomática como la producida en la actualidad que serán de imprevisibles consecuencias para el Medio Oriente y para el Mundo Occidental. Europa debe tomar buena nota sobre lo que le costará el reemplazar las fuerzas que Turquía aporta a la Organización de la OTAN, en el supuesto caso que los acontecimientos venideros aconsejen a Turquía a descolgarse de Ella y administrar en el contexto del Medio Oriente el papel de líder de gran potencia que le corresponde dentro del mundo islámico, ese mundo islámico que está por ver hacia dónde se orientaran sus proyecciones políticas una vez entren en la dinámica de elecciones libres.

Corren tiempos en el Mundo para políticos de muy altas miras pero en la Unión Europea no ha habido ni hay estadistas a la altura de los cruciales tiempos en que el mundo se lleva moviendo en los últimos decenios, especialmente en el Medio Oriente donde sigue estando en juego la paz mundial.

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