GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA

GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA

jueves, 19 de abril de 2007

EL PP Y LA LEY DE DIRECTRICES: RECTIFICAR ES DE SABIOS




EL PP Y LA LEY DE DIRECTRICES: RECTIFICAR ES DE SABIOS
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Es bien sabido que la Ley de Directrices, la llamada Moratoria al crecimiento turístico, fue aprobada por unanimidad por nuestro Parlamento el 14 de abril del 2003. El Partido Popular, al igual que todos los demás partidos políticos canarios, también dio su voto favorable a dicha Ley, contradiciéndose a sí mismo en sus postulados liberales en defensa de la libertad de la libre empresa dentro de la economía de libre mercado que impera en el contexto occidental al que pertenecemos. Ha lugar a mencionar que, aunque el Partido Popular se hubiese opuesto a la aprobación de dicha Ley, ésta habría salido adelante pues contaba con los votos de CC, impulsora de la Ley, y del PSC, que habrían sido suficientes para su aprobación. La aprobación por unanimidad de esta Ley motivó mi artículo sobre la misma “FORJADORES DE MISERIAS” publicado en el periódico digital “Canariasahora.com” el día 24 de noviembre del 2005.

Así, de esta manera, en abril del 2003 se vino a congelar por ley nuestro crecimiento económico en el sector del turismo que representa ni más ni menos que el 80% de nuestra vida económica, viniendo esta Ley a prolongar la congelación de licencias para establecimientos turísticos que, en lo que a Gran Canaria se refiere, ya se venía arrastrando desde el año 2001, sin entrar en detalles de la pasada odisea que vivieron los promotores grancanarios con la implantación del desafortunado PIOT de 1995 que condicionó su crecimiento hotelero desde el año 1992 durante su redacción con la congelación de licencias, PIOT que terminó en el cubo de la basura por sentencia del Supremo; no obstante, el daño originado al crecimiento hotelero de calidad en Gran Canaria fue un hecho y quedó consumado.

El Partido Popular grancanario, que posiblemente diera su voto afirmativo a la Ley de Directrices o Moratoria turística por consideración a sus miembros de Tenerife que, bien por intereses propios o bien por no quedarse solos ante el ímpetu con que ATI introdujo la necesidad -para los intereses de su Isla, claro- de imponer una congelación del crecimiento turístico, su subió al tren del populismo ante la inminencia de las elecciones en mayo. Ese ‘tren’, al que se subieron todos los partidos políticos grancanarios bajo la batuta de ATI, ha resultado llevar a Gran Canaria exactamente a la situación en que se encuentra al día de hoy: pérdida de hegemonía en los mercados turísticos europeos; imposibilidad de competir con éxito, ya de por siempre, con nuestro mayor competidor, Tenerife. (Prueba fehaciente: en el año 2006 Tenerife recibió 5.444.288 turistas, mientras Gran Canaria recibió 3.300.000, 2.144.287 menos que la isla hermana) y deterioro en su imagen turística de muy difícil recuperación

Este panorama desolador en que está sumida nuestra oferta turística ya se vislumbraba en el 2003 y el Partido Popular la asumió sin complejos años más tarde de ser aprobada dicha Ley haciendo público por boca de su presidente, José Manuel Soria, que la Ley de Directrices había sido un graso error y que el PP, el partido por él presidido, había errado al dar su voto afirmativo cuando fue aprobada por el Parlamento.

Al día de hoy, con la información y los datos irrefutables disponibles, la Ley de Directrices o Moratoria turística está catalogada como un descomunal fracaso, una “chapuza monumental” como apuntaba en sus declaraciones a la prensa José Carlos Mauricio, declaraciones publicadas en la página 30 de “La Provincia/Diario de Las Palmas” en su edición del día 14 de los corrientes. También en este día 14 el diario “Canarias7” publica en su página 15 unas declaraciones del presidente del PP, José Manuel Soria, en las que hace público que su partido incluirá en su programa electoral la derogación de la directriz que obliga al Parlamento a aprobar proyectos turísticos, dejando libertad a los proyectos hoteleros de cuatro y cinco estrellas, si en las próximas elecciones las urnas le dan en el próximo mes de mayo la potestad de Gobernar Canarias, siendo ésta una de sus primeras actuaciones gubernamentales al hacerse cargo del Gobierno, ratificándose con estas declaraciones a otras pronunciadas por él en distintas ocasiones anteriores en el mismo sentido, como ya antes mencioné.

Es de suponer que no entrarán en esa línea de revisión de lo mal hecho otros partidos del arco parlamentario, como pudiera ser el CC tinerfeño en su núcleo duro, verdaderos propulsores de la, para Gran Canaria, fatídica Ley de Directrices. Tampoco se les espera en esta ‘mea culpa’ a los icánicos grancanarios de CC, quienes, numantinamente, siguen negando lo evidente y propagando las ‘excelencias’ de dicha Ley y, ¡cómo no!, buscando en el actual Gobierno las culpas de su estrepitoso fracaso y de que la planta obsoleta de Playa del Inglés siga sin renovarse. Seguro que siguen pensando que el ‘interès general’ obliga al Gobierno de turno a rehabilitar a cargo del erario público propiedades de gentes que han hecho su negocio y que, por falta de demanda o por las razones que sean, ahora le corresponde al ‘interes general’ el apechugar con la puesta al día de una planta extrahotelera obsoleta que, ni renovada ni por renovar, ya nadie con medios económicos moderados elige para pasar sus vacaciones, ni siquiera si se las ofrecieran gratis. Otra cosa es que las Administraciones se vuelquen en el cuido del entorno que eso sí es de sus competencias y llevan demasiado tiempo pasando olímpicamente de esas inexcusables obligaciones como puede ser, por citar un ejemplo, la fumigación en el período de incubación de los huevos de mosquitos del entorno de la charca de Maspalomas, porque cuando hacen acto de presencia las ‘escuadrillas’ de mosquitos los hoteles de lujo de la zona pierden de una a dos estrellas, según sus respectivas proximidades del ‘aeropuerto’ emisor de tales ‘escuadrillas’.

En lo que al PSC grancanario se refiere, que por su importancia merece un párrafo aparte, ha tenido en sus manos, de haber actuado en armonía con el PP en los temas básicos de nuestra Isla, su evolución económica positiva, pero tal vez consideró de más rentabilidad política el meterle el dedo en el ojo al PP y retorcerlo hasta sacárselo antes que el trabajar conjuntamente por un desarrollo y crecimiento económico que habría resultado beneficioso para todos los que compartimos el destino de Gran Canaria.

Conclusión final: ‘chapó’ al PP por esa valentía política asumiendo públicamente un error cometido en la aprobación de una ley que ha tenido resultados nefastos para Gran Canaria y su resoluta decisión de derogarla si obtiene en las urnas el mandato de gobernar Canarias.

Las Palmas de Gran Canaria, 15 de abril de 2007.

Daniel Garzón Luna

El mismo artículo con ilustración gráfica lo podrán ver en mis páginas WEB de GOOGLE: http://danielgarzonluna.blogspot.com/ y MSN: http://zxcvbn14.spaces.live.com/,

lunes, 2 de abril de 2007

EL ESTUDIO DE LA ULPGC SOBRE PLAYA DEL INGLÉS: CUATRO AÑOS TARDE



EL ESTUDIO DE LA ULPGC SOBRE PLAYA DEL INGLÉS: CUATRO AÑOS TARDE
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El estudio por encargo del Cabildo grancanario sobre la renovación de la planta alojativa de Playa del Inglés de los catedráticos de urbanismo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Eduardo Cáceres y Juan Palop, dado ha conocer el día 13 de marzo en el Seminario sobre Territorio y Turismo organizado por el propio Cabildo, ha llegado cuatro años tarde, cuando poco, y, además, en ‘solitario’. Este concienzudo y laborioso estudio debió ser presentado ‘en sociedad’, especialmente al Gobierno de Román Rodríguez y a los partidos políticos antes de que La Ley de Directrices o Moratoria al crecimiento turístico fuese aprobada por dicho Gobierno y también por el Parlamento en abril del 2003. La “triste y penosa” situación, “de calidad baja”, según el estudio, en que se encuentra la gran parte de la oferta alojativa de Playa del Inglés ya era conocida por casi todos los políticos grancanarios, de los que no pocos sientan cátedra cuando hablan de turismo, pero optaron unánimemente por apoyar la Ley de Directrices o Moratoria al crecimiento turístico que fue aprobada por nuestro Parlamento el 14 de abril del mentado 2003, a ‘calzón caído’ por puro afán populista a causa de las inminentes elecciones. Esta Ley fue ‘vendida’ a la opinión pública grancanaria como una Ley que se marcaba el objetivo de renovar la planta turística obsoleta, especialmente la extrahotelera que rondaban las 80.000 camas y su gran mayoría muy gastadas y no pocas irrecuperables como menciona el mentado estudio, acompañando dicho objetivo con un drástico cerrojazo al crecimiento de nuevas camas, tanto hoteleras como extrahoteleras, cerrojazo que se ha llevado a efectos. Al día de hoy, cuatro años después de la entrada en vigor de la Ley de Directrices o Moratoria, esa renovación de la planta extrahotelera obsoleta, presuntamente justificadora de la implantación de esta Ley, brilla por su ausencia.

Y ahora el lector tal vez se pregunte: ¿Y por qué la mención de que este estudio ha sido presentado en ‘solitario’? Pues porque este estudio debió ser efectuado y presentado, en compañía de otro estudio de mercado turístico, antes de la aprobación de la Ley de Directrices; los dos juntos. Puede que se suscite también la pregunta: ¿y por qué acompañado de un estudio de mercado para promulgar una Ley que recorte el crecimiento turístico a cero, como ha sido el caso? Porque esta Ley iba a actuar sobre el crecimiento económico de nuestra Isla en el sector turístico que representa el 80% de nuestra economía y debió ser fundamental el disponer de una información completísima de la situación del mercado turístico para poder valorar si los objetivos marcados en la prevista Ley iban a sintonizar con esas exigencias del mercado en lo que a Gran Canaria se refiere. Expongo a continuación mis puntos de vista, que no lo son de ahora, a ‘toro pasado’, sino que ya lo eran mucho antes de que se aprobara esta Ley y quedó constancia de ello en numerosos artículos que me fueron publicados al respecto en la prensa local de papel y digital. Me explico:

Un estudio del mercado turístico antes de aprobar la Ley que nos ocupa nos habría puesto clarísimo que la demanda del mercado turístico en ese momento, y desde hacía más de una década, se había decantado masivamente hacia los hoteles de tres estrellas para arriba, especialmente los de cuatro y cinco estrellas. Ese estudio, que debió efectuarse por encargo del Cabildo grancanario a través de su Consejería de Turismo, debía recaer en profesionales independientes del mercado de la demanda no vinculados a turoperadores con intereses en hoteles en Gran Canaria. Este estudio les habría sido a nuestros políticos grancanarios una herramienta más que útil y necesaria para saber de fuente no interesada qué es lo que exigía el mercado ya antes de aprobar la Ley de Directrices, y esa Ley, que tal vez entonces no habría visto la luz, habría dejado las puertas abiertas de par en par, por puro sentido común, para todo proyecto hotelero en Gran Canaria orientado a satisfacer esa demanda, sin que dicho proyecto tuviese que estar condicionados a tener que llevar complementos como campos de golf, puertos deportivos u otras exigencias de tal calibre, porque de tanto lujo como algunos ‘enterados’ de la ‘cosa’ turística han querido imponer a golpe de ley ha resultado al final que el grueso de nuestra oferta turística sólo se compone de camas extrahoteleras y obsoletas.

Si este minucioso estudio de la ULPGC, junto con el de mercado efectuado por parte no interesado, lo hubiesen tenido los políticos grancanarios a su disposición y estudiados a fondo antes de dar su aprobación a una Ley que condicionaría y sigue condicionando el 80% de la actividad económica de nuestra Isla con el riesgo, hoy ya casi certeza, de convertirnos en un destino turístico degradado en grado sumo, habrían visto con suma claridad que la rehabilitación de la planta extrahotelera de la Isla, especialmente de Playa del Inglés, es una misión imposible, como el estudio de la ULPGC recalca, porque la propiedad privada de casi la totalidad de las camas extrahoteleras está muy atomizada y esa propiedad, al igual que cualquier otra, invierte su dinero donde espera obtener beneficios y no puede ser motivada a ‘golpe’ de Ley. Las argumentaciones de los propulsores de esa Ley culpando al actual Gobierno del fracaso de la Ley en la culminación de sus objetivos en la renovación de la planta obsoleta por no haberse centrado en su desarrollo, son argumentos que no se sostienen por la razón antes expuesta de que la renovación pasa por el bolsillo de los propietarios de las camas extrahoteleras y ninguna Ley puede obligarlos a invertir en algo donde no hay expectativas de beneficio. El Gobierno les puede cerrar el negocio si no cumplen la normativa pero eso sería todo lo que puede hacer dentro de nuestro Estado de Derecho. De todas formas, el objetivo fundamental de los propulsores de la Ley -básicamente la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, El Hierro y La Gomera (ASHOTEL)- ha sido alcanzado con toda rotundidad: congelación absoluta de proyectos hoteleros de calidad que pudieran mermar su liderazgo en la oferta turística canaria en ese campo.

Por consiguiente, cuando muy alegremente todo nuestro Parlamento se apuntó al ‘éxito’ aprobando por unanimidad la Ley de Directrices en abril del 2003, faltó la previa e imprescindible información para tomar la decisión acertada que nunca debió ser el cerrar a cal y canto el desarrollo de proyectos hoteleros de cuatro y cinco estrellas para Gran Canaria, de los que adolecía y sigue adoleciendo nuestra Isla, en aras de proteger y obligar a renovar la decrépita planta extrahotelera en detrimento del sector hotelero que es el único que da alto relieve e importancia a una zona turística de las características de la nuestra. Los hoteles de calidad ‘tiran del carro’ de la buena imagen de toda zona turística y dan muy buena ‘sombra’ a los complejos extrahoteleros. El sacrificar el crecimiento hotelero en beneficio del sector extrahotelero es el mayor error que ha cometido Gran Canaria, dentro de los muchos cometidos, en su política turística.

Ha lugar el mencionar ahora el ‘salpafuera’ protagonizado esta semana en nuestro Parlamento a cuento de las cinco mil y pico de camas turísticas que han sido aprobadas dentro de la excepcionalidad contemplada en la Ley de Directrices y que ha representado una clara degradación de nuestro Parlamento según titulaba en portada el pasado día 23 un diario local de papel, pero si ha habido degradación de nuestro Parlamento no ha sido precisamente por el ‘salpafuera’ protagonizado por sus Señorías, porque para eso y para más está la ‘Caja de Resonancia’ de una sociedad plural y democrática, sino por el hecho de que el Parlamento se ocupe de la autorización de proyectos turísticos y que durante casi una semana se enzarce en un rifirrafe impresentable a cuenta de la aprobación de ese puñado de camas turísticas cuando hay miles de ciudadanos canarios que no tienen una cama donde ‘caerse muerto’ y nuestro Parlamento no se da por enterado. Esa tumultuosa semana bien mereció que un día, un solo día cuando menos, hubiese sido reservado para dar solución por la vía de urgencia al calvario que viven día a día nuestros enfermos mentales y sus familiares, aún excluidos de la total y absoluta cobertura de nuestra Seguridad Social, tanto en asistencia diaria como en camas hospitalarias. Menuda vitalidad echaron sus Señorías en mantener o derribar proyectos turísticos, que pueden tardar una década en construirse si la demanda del mercado turístico decrece, y que no debieron pasar nunca de la Consejería responsable a estos efectos del Cabildo, el único que en cada Isla del Archipiélago debería tener la potestad de aprobar o rechazar actuaciones turísticas dentro de su territorio, y de la Consejería de Turismo del Gobierno en lo que concierne a la aplicación de la reglamentación sobre establecimientos turísticos.

Hay días que despierto con la desoladora sensación que nuestra Isla deriva hacia el Sur, hacia el África variopinta, hacia un desierto sin retorno, mientras los de ‘ahí enfrente’ contemplan complacidos nuestra deriva, cual jaula de grillos al pairo en el Océano, y bailan felices bajo el “Árbol de la Felicidad” (Léase Ley de Directrices o Moratoria).

Las Palmas de La Gran Canaria, 31 de marzo del 2007.

Daniel Garzón Luna

El mismo artículo con información gráfica en mis páginas WEB de Google y MSN: http://danielgarzonluna.blogspot.com/
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