LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y II)
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SUR TURÍSTICO GRANCANARIO: ‘HOJA DE RUTA’ CON OBJETIVO A ALCANZAR
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La situación de ostracismo en que se encuentra el Sur turístico de Gran Canaria, especialmente la urbanización de Playa del Inglés que acoge una población de unas cien mil personas, casi todas de hecho más que de derecho, es decir, turistas que se alternan aunque su número suele mantenerse ‘in situ’ casi todo el año, necesita una intervención sin demora alguna por parte de todas las Administraciones para dar solución a su parálisis y deterioro dado la altísima importancia que tiene para la economía de toda la Isla. En esta importancia parece estar de acuerdo todo el mundo, incluso partidos políticos de distinto signo ideológico, lo cual ya es algo para aplicar soluciones. Por mi parte, voy a aventurarme a exponer y desarrollar sobre papel en ésta y sucesivas exposiciones mi particular ‘Hoja de Ruta’ sugiriendo esquematizadas soluciones posibles a las zonas de la urbanización “Maspalomas- Costa Canaria” que las necesiten.
Esta “Hoja de Ruta” podría partir de los tres conceptos siguientes:
DE DÓNDE VENIMOS - DÓNDE ESTAMOS - ADÓNDE QUEREMOS IR.
En lo que al primer concepto se refiere, no hay porqué extenderse mucho ya que casi todo el mundo sabe cuál es nuestra historia turística desde los años sesenta para acá, así es que, como punto de partida, baste comentar que en los años sesenta se sentaron las bases del Sur turístico grancanario a través de la planificación urbanística denominada “Maspalomas-Costa Canaria” de acuerdo con los conceptos turísticos que las exigencias del mercado de la época así recomendó a sus promotores, resultando en que alrededor del 80% de las camas proyectadas fueron extrahoteleras. Ese concepto turístico, en lo que a Gran Canaria se refiere, no se puede decir que fuese desacertado puesto que cumplió, en primer lugar, con lo que pedía el mercado -no olvidemos que al final de los años sesenta un bungalow o apartamento con cocina era la única forma para muchísimas familias europeas el comenzar, superada la posguerra, a disfrutar de vacaciones fuera de las fronteras de sus respectivos países - y, en segundo lugar, hizo posible que muchas familias grancanarias tuviesen acceso a una propiedad rentable con muy baja inversión puesto que, en muchos casos, el dinero lo adelantaban los turoperadores. Por tanto, se hizo lo que se pudo y correspondía hacer en ese momento. Que a finales de los años ochenta no se tomaron las decisiones precisas para reorientar nuestra oferta de nuevas camas hacia la cama hotelera que ya demandaba el mercado es una realidad pero no es el tema a tratar en ésta y sucesivas exposiciones que se centrarán en sugerir soluciones al problema existente. Lo cierto es que este ciclo se cerró con una planta alojativa de unas cien mil camas de las cuales alrededor del 80% son camas extrahoteleras.
DÓNDE ESTAMOS
En la actualidad la oferta alojativa de Playa del Inglés difiere muy poco, en lo que a su número y tipo de camas se refiere, de la que existía al finalizar el apartado anterior pero lo que sí ha cambiado muchísimo han sido las exigencias de la demanda en el mercado turístico por lo que la situación actual de esa demanda nada tiene que ver, absolutamente nada, con la que motivó el inicio turístico del Sur grancanario; esto es un hecho y es tan real como que no se pueden coger ahora cien mil camas extrahoteleras del Sur grancanario y tirarlas a la basura por obsoletas como si de una flota de SEAT 600 se tratase que, fuera del mercado, puede ser enviada en caravana al potrero. Esa es la situación: cien mil camas extrahoteleras en una zona privilegiada por su clima, con una playa maravillosa pero que, además de no encajar ya en el mercado del poder adquisitivo medio alto por estar muy lejos de lo que hoy pide ese mercado, y nunca volverá a ser de consideración para el mismo sólo por el factor seguridad, por citar un motivo dentro de los muchos existentes, lleva visos de actuar como gangrena rampante con peligro real de ir sumando a su deterioro las demás zonas que mantienen calidad en el contexto del Sur; por tanto, dándose la circunstancia que no podemos obviar la importancia de ese Sur turístico para la economía de la Isla, es imprescindible tomar decisiones -obsérvese que digo decisiones y no medidas- para orientar esas cien mil camas con falta de la deseada demanda en el mercado actual hacia otra clase de demanda que aumente las expectativas de negocio de los muchos propietarios de las mismas y, también, mejoren y suban la imagen del Sur turístico.
Hoy en día a nadie con un poder adquisitivo medio alto se le ocurriría ir a pasar sus vacaciones en un bungalow en Playa del Inglés porque el solo hecho de tener que dormir en un inmueble enrejado en todas sus ventanas y, además, con una doble puerta también de rejas para poder dormir relativamente tranquilo, una especie de ‘carcel’ física, es razón, sólo ésta, para desaconsejar a cualquiera por esa opción y decantarse por una estancia en un hotel. El cliente de poder adquisitivo medio/alto, por el que ‘pelea’ toda la oferta turística de medio mundo y nosotros tanto deseamos aumentar y consolidar, no es cliente para la inmensa mayoría de las camas extrahoteleras existentes hoy en Playa del Inglés, tanto si se renuevan como si no.
ADÓNDE QUEREMOS IR
Como finaliza la exposición del párrafo anterior, la cama extrahotelera de Playa del Inglés, que representa el mencionado 80% de las cien mil camas del enclave turístico, no tiene mercado del poder adquisitivo medio alto, por tanto la propiedad de esa ingente cantidad de camas turísticas tiene que darles otra orientación comercial, es decir, orientarlas hacia otro mercado que pueda dar negocio y rentabilidad a esa gran masa de camas y de capital. Y ahora la inevitable pregunta: ¿y cuál sería ese segmento del mercado turístico al que orientar las promociones captadoras de clientes? Tal y como están las cosas en Playa del Inglés en el momento actual, la propiedad de la cama extrahotelera en esa zona, visto del punto de vista de mantener la propiedad y no enajenarla, sólo tiene dos posibles salidas para obtener una posible rentabilidad con continuidad y son: salirse de la explotación turística y alquilar su bungalow o apartamento a residentes, solución que tal vez sea de interés en principio para el propietario pero demoledor, casi seguro, para toda la zona turística y para el valor del inmueble, o apostar con todas las consecuencias por el turismo de la tercera edad, minusválidos y otras personas precisadas de pasar largas estancias en clima cálido (turismo de salud), cosa que implicaría un remozamiento y acondicionamiento de los establecimientos para ese otro turismo, tanto en la vertiente de dar acogida a personas mayores como a discapacitados, desistiendo a medio plazo del turismo de bajísimo poder adquisitivo que hoy suele ser su cliente y que, además de no proporcionarle la deseada rentabilidad, le destroza la propiedad.
En el supuesto caso que la propiedad de la cama extrahotelera de la zona turística del Sur apostara por la salida apuntada en el párrafo anterior como posible solución, debe tener claro que es imprescindible el hacer reformas en sus establecimientos, no sólo de renovación que la mayoría de ellos precisa de todas maneras sino, también, de acondicionamiento para poder recibir clientela con problemas de movilidad. Las Administraciones local, insular y autonómica tienen que tener clarísimo que el convertir la Playa del Inglés en un destino turístico para turismo de salud exige por parte de las tres -cada una en lo que a la solución de los existentes problemas y acondicionamiento para ese fin atañe- la imprescindible adaptación de toda la zona para que ese tipo de clientes pueda moverse por ella con comodidad y verla como destino atractivo para pasar cortas o largas estancias y recomendarla, si sus vivencias son positivas. Playa del Inglés ya tiene lo fundamental para conseguir esa clientela: CLIMA. (Cuando corresponda tratar el capítulo “promoción” en mis exposiciones siguientes ya me extenderé algo más sobre el importantísimo factor clima; también trataré las distintas actuaciones que estimo deben ser acometidas, la gran mayoría por parte de las tres Administraciones, para adaptar con éxito a medio plazo Playa del Inglés como destino turístico para turismo de la tercera edad y de salud, objetivo éste, casi el único posible, que debe ser alcanzado con absoluta determinación.
PROXIMO CAPITULO: LA MOVILIDAD DEL TURISTA DENTRO DEL COMPLEJO ELEGIDO
Las Palmas de G.C., 11 de septiembre de 2007.
Daniel Garzón Luna
MISMO ARTÍCULO CON IMÁGENES EN MIS PÁGINAS WEB: http://danielgarzonluna.blogspot.com/ y http://zxcvbn14.spaces.live.com/
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SUR TURÍSTICO GRANCANARIO: ‘HOJA DE RUTA’ CON OBJETIVO A ALCANZAR
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La situación de ostracismo en que se encuentra el Sur turístico de Gran Canaria, especialmente la urbanización de Playa del Inglés que acoge una población de unas cien mil personas, casi todas de hecho más que de derecho, es decir, turistas que se alternan aunque su número suele mantenerse ‘in situ’ casi todo el año, necesita una intervención sin demora alguna por parte de todas las Administraciones para dar solución a su parálisis y deterioro dado la altísima importancia que tiene para la economía de toda la Isla. En esta importancia parece estar de acuerdo todo el mundo, incluso partidos políticos de distinto signo ideológico, lo cual ya es algo para aplicar soluciones. Por mi parte, voy a aventurarme a exponer y desarrollar sobre papel en ésta y sucesivas exposiciones mi particular ‘Hoja de Ruta’ sugiriendo esquematizadas soluciones posibles a las zonas de la urbanización “Maspalomas- Costa Canaria” que las necesiten.
Esta “Hoja de Ruta” podría partir de los tres conceptos siguientes:
DE DÓNDE VENIMOS - DÓNDE ESTAMOS - ADÓNDE QUEREMOS IR.
En lo que al primer concepto se refiere, no hay porqué extenderse mucho ya que casi todo el mundo sabe cuál es nuestra historia turística desde los años sesenta para acá, así es que, como punto de partida, baste comentar que en los años sesenta se sentaron las bases del Sur turístico grancanario a través de la planificación urbanística denominada “Maspalomas-Costa Canaria” de acuerdo con los conceptos turísticos que las exigencias del mercado de la época así recomendó a sus promotores, resultando en que alrededor del 80% de las camas proyectadas fueron extrahoteleras. Ese concepto turístico, en lo que a Gran Canaria se refiere, no se puede decir que fuese desacertado puesto que cumplió, en primer lugar, con lo que pedía el mercado -no olvidemos que al final de los años sesenta un bungalow o apartamento con cocina era la única forma para muchísimas familias europeas el comenzar, superada la posguerra, a disfrutar de vacaciones fuera de las fronteras de sus respectivos países - y, en segundo lugar, hizo posible que muchas familias grancanarias tuviesen acceso a una propiedad rentable con muy baja inversión puesto que, en muchos casos, el dinero lo adelantaban los turoperadores. Por tanto, se hizo lo que se pudo y correspondía hacer en ese momento. Que a finales de los años ochenta no se tomaron las decisiones precisas para reorientar nuestra oferta de nuevas camas hacia la cama hotelera que ya demandaba el mercado es una realidad pero no es el tema a tratar en ésta y sucesivas exposiciones que se centrarán en sugerir soluciones al problema existente. Lo cierto es que este ciclo se cerró con una planta alojativa de unas cien mil camas de las cuales alrededor del 80% son camas extrahoteleras.
DÓNDE ESTAMOS
En la actualidad la oferta alojativa de Playa del Inglés difiere muy poco, en lo que a su número y tipo de camas se refiere, de la que existía al finalizar el apartado anterior pero lo que sí ha cambiado muchísimo han sido las exigencias de la demanda en el mercado turístico por lo que la situación actual de esa demanda nada tiene que ver, absolutamente nada, con la que motivó el inicio turístico del Sur grancanario; esto es un hecho y es tan real como que no se pueden coger ahora cien mil camas extrahoteleras del Sur grancanario y tirarlas a la basura por obsoletas como si de una flota de SEAT 600 se tratase que, fuera del mercado, puede ser enviada en caravana al potrero. Esa es la situación: cien mil camas extrahoteleras en una zona privilegiada por su clima, con una playa maravillosa pero que, además de no encajar ya en el mercado del poder adquisitivo medio alto por estar muy lejos de lo que hoy pide ese mercado, y nunca volverá a ser de consideración para el mismo sólo por el factor seguridad, por citar un motivo dentro de los muchos existentes, lleva visos de actuar como gangrena rampante con peligro real de ir sumando a su deterioro las demás zonas que mantienen calidad en el contexto del Sur; por tanto, dándose la circunstancia que no podemos obviar la importancia de ese Sur turístico para la economía de la Isla, es imprescindible tomar decisiones -obsérvese que digo decisiones y no medidas- para orientar esas cien mil camas con falta de la deseada demanda en el mercado actual hacia otra clase de demanda que aumente las expectativas de negocio de los muchos propietarios de las mismas y, también, mejoren y suban la imagen del Sur turístico.
Hoy en día a nadie con un poder adquisitivo medio alto se le ocurriría ir a pasar sus vacaciones en un bungalow en Playa del Inglés porque el solo hecho de tener que dormir en un inmueble enrejado en todas sus ventanas y, además, con una doble puerta también de rejas para poder dormir relativamente tranquilo, una especie de ‘carcel’ física, es razón, sólo ésta, para desaconsejar a cualquiera por esa opción y decantarse por una estancia en un hotel. El cliente de poder adquisitivo medio/alto, por el que ‘pelea’ toda la oferta turística de medio mundo y nosotros tanto deseamos aumentar y consolidar, no es cliente para la inmensa mayoría de las camas extrahoteleras existentes hoy en Playa del Inglés, tanto si se renuevan como si no.
ADÓNDE QUEREMOS IR
Como finaliza la exposición del párrafo anterior, la cama extrahotelera de Playa del Inglés, que representa el mencionado 80% de las cien mil camas del enclave turístico, no tiene mercado del poder adquisitivo medio alto, por tanto la propiedad de esa ingente cantidad de camas turísticas tiene que darles otra orientación comercial, es decir, orientarlas hacia otro mercado que pueda dar negocio y rentabilidad a esa gran masa de camas y de capital. Y ahora la inevitable pregunta: ¿y cuál sería ese segmento del mercado turístico al que orientar las promociones captadoras de clientes? Tal y como están las cosas en Playa del Inglés en el momento actual, la propiedad de la cama extrahotelera en esa zona, visto del punto de vista de mantener la propiedad y no enajenarla, sólo tiene dos posibles salidas para obtener una posible rentabilidad con continuidad y son: salirse de la explotación turística y alquilar su bungalow o apartamento a residentes, solución que tal vez sea de interés en principio para el propietario pero demoledor, casi seguro, para toda la zona turística y para el valor del inmueble, o apostar con todas las consecuencias por el turismo de la tercera edad, minusválidos y otras personas precisadas de pasar largas estancias en clima cálido (turismo de salud), cosa que implicaría un remozamiento y acondicionamiento de los establecimientos para ese otro turismo, tanto en la vertiente de dar acogida a personas mayores como a discapacitados, desistiendo a medio plazo del turismo de bajísimo poder adquisitivo que hoy suele ser su cliente y que, además de no proporcionarle la deseada rentabilidad, le destroza la propiedad.
En el supuesto caso que la propiedad de la cama extrahotelera de la zona turística del Sur apostara por la salida apuntada en el párrafo anterior como posible solución, debe tener claro que es imprescindible el hacer reformas en sus establecimientos, no sólo de renovación que la mayoría de ellos precisa de todas maneras sino, también, de acondicionamiento para poder recibir clientela con problemas de movilidad. Las Administraciones local, insular y autonómica tienen que tener clarísimo que el convertir la Playa del Inglés en un destino turístico para turismo de salud exige por parte de las tres -cada una en lo que a la solución de los existentes problemas y acondicionamiento para ese fin atañe- la imprescindible adaptación de toda la zona para que ese tipo de clientes pueda moverse por ella con comodidad y verla como destino atractivo para pasar cortas o largas estancias y recomendarla, si sus vivencias son positivas. Playa del Inglés ya tiene lo fundamental para conseguir esa clientela: CLIMA. (Cuando corresponda tratar el capítulo “promoción” en mis exposiciones siguientes ya me extenderé algo más sobre el importantísimo factor clima; también trataré las distintas actuaciones que estimo deben ser acometidas, la gran mayoría por parte de las tres Administraciones, para adaptar con éxito a medio plazo Playa del Inglés como destino turístico para turismo de la tercera edad y de salud, objetivo éste, casi el único posible, que debe ser alcanzado con absoluta determinación.
PROXIMO CAPITULO: LA MOVILIDAD DEL TURISTA DENTRO DEL COMPLEJO ELEGIDO
Las Palmas de G.C., 11 de septiembre de 2007.
Daniel Garzón Luna
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