(Gran Canaria en su encrucijada (y CLXXIV -174-)
ESPAÑA Y TURQUÍA SE PROYECTAN COMO MUROS DE CONTENCIÓN DE UNA HIPOTÉTICA IRRUPCIÓN DEL ISLAMISMO RADICAL HACIA LA EUROPA OCCIDENTAL
En uno de mis artículos sobre la OTAN, publicado en este blog el 9 de mayo de 2010 con el titular de “ESPAÑA Y TURQUÍA: LAS ‘DOS COLUMNAS DE HÉRCULES’ DE LA OTAN”, argumentaba la importancia y protagonismo que ambas naciones tendrían en una hipotética descomposición de los regímenes dictatoriales del Norte de África, el Medio Oriente y otras naciones africanas que con mano férrea han mantenido la expansión del islamismo extremista bajo un severo control que, con frecuencia, ha sido sostenido con grandes excesos de poder y derramamiento de sangre.
En los últimos tiempos estamos viviendo cómo naciones islámicas de África se levantan contra sus opresores llegando incluso a conseguir la caída de regímenes que se habían distinguido por su intolerancia y crueldad en el ejercicio del poder. Este movimiento anti-opresión o revolucionario, que aparentemente no ha nacido de la mano de líderes carismáticos o personajes conocidos, es lo que ha venido a ser denominada, no sin ciertos aires de mimetismo democrático de corte occidental, “la Primavera árabe”.
La Europa Occidental, para la que el Mediterráneo ha sido el todo en todo tipo de planteamientos económicos y políticos desde tiempos remotos, ha gozado de los beneficios de una paz y tranquilidad en el ámbito del Mediterráneo en los últimos decenios debido a sus buenas relaciones con los gobiernos de las naciones africanas, especialmente las de la cornisa del Mediterráneo, en su mayoría de corte dictatorial que han utilizado la mano dura y la crueldad para mantener sometidos a sus respectivos pueblos y gozar de una paz social que, como los últimos acontecimientos han demostrado, ha sido más ficticia que real. Ahora, después de que revueltas multitudinarias hayan dado al traste con regímenes instalados en el autoritarismo, ha entrado en escena el deseo popular de implantar el sistema electoral de corte occidental del que salgan gobiernos por sufragio universal como los que sustentan las democracias occidentales y que tan sólidos resultados llevan dando, además de en casi toda Europa Occidental, también en una nación de mayoría de credo musulmán como es Turquía, aliada y unida a la defensa de Occidente desde su incorporación a la OTAN en 1952, aunque insistentemente vetada en su incorporación de pleno derecho a la Unión Europea por los burócratas de Bruselas y, también, y sin tapujos, por la Alemania de Merkel y la Francia de Sarkosy, jefes de gobiernos muy dedicados al recuento del tesoro pero estadistas nulos en la valoración estratégica del contexto Europa Occidental/Oriental/Oriente Medio/Norte de África y, por supuesto, el “Mare Nostrum” que es donde se han ‘asado las sardinas’ de Europa siempre, a través de los siglos.
No hay dudas que le corresponde a Occidente, especialmente a Israel y la Unión Europea, hacer votos para que los acontecimientos en las naciones islámicas de África evolucionen hacia verdaderas democracias al servicio del ciudadano y en las que el individuo tenga las garantías de seguridad jurídica e igualdad que goza en casi todas las naciones de la UE. Está por ver, en lo que a democracia se refiere, en qué dirección soplará el ‘siroco’ de los desiertos africanos.
En lo que al Mar Mediterráneo se refiere, el también llamado “Mar de los Mares”, que queda definido como su propio nombre indica: el mar que media entre dos territorios, el africano y el europeo, podría también haber sido rebautizado como ‘Mar del Infiel’ porque son las aguas en las que a lo largo de siglos se enfrentaron espada en mano dos civilizaciones distinguidas por los credos cristiano y musulmán quienes mutuamente se definían como ‘infieles’, es decir, tanto era un infiel un musulmán para un cristiano como un cristiano para un musulmán. Este mar ha gozado de largos años de paz en enfrentamientos políticos-religiosos entre moros y cristianos desde la extinción del Imperio otomano en 1918 con el fin de la Primera Guerra Mundial. Por supuesto que la sangre ha seguido siendo vertida en sus aguas durante la Segunda Guerra Mundial y los rifirrafes turcos y griegos a cuenta del asunto de Chipre, pero no en enfrentamientos de corte religioso a escala guerra sin cuartel entre religiones. Esperemos que ningún tipo de radicalismo, de ningún signo religioso, nos conduzca a que ese Mar Mediterráneo nos conlleve a su renombre como “Mar del Infiel”.
¿Y qué papel les toca jugar a España y Turquía en toda esta historia del Mediterráneo, de África del Note, del cercano Oriente, del Oriente Medio y del África musulmana restante?
Sí tienen un papel fundamental que jugar ambas naciones, precisamente por ser ambas miembros de la OTAN, en garantizar, como inexpugnables muros de contención, que un expansionismo del fundamentalismo religioso islámico en naciones africanas haga posible una invasión maratoniana de Europa Occidental y ponga de cara a la pared a su cultura cristiana. En este supuesto contexto, sería Turquía la que de forma más determinante podría poner un brusco freno a ese radicalismo religioso precisamente por tener consolidada una democracia de corte occidental y ser una nación laica con mayoría musulmana moderada. Sobre este tema sugiero la lectura de mi ya citado artículo sobre la importancia de “España y Turquía: las dos ‘Columnas de Hércules’ de la OTAN” que reproduzco íntegramente a continuación, recomendando especial atención al apartado, conciso, dedicado al Norte de África y el Medio Oriente.
Las Palmas de Gran Canaria, 16 de noviembre de 2011.
9 de mayo de 2010 (Repetición)
GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA (y LXXX - 80)
AUGURIOS YA EN 2010 SOBRE NORTE DE AFRICA Y MEDIO ORIENTE
LA 'COLUMNA DE HÉRCULES' TURCA
LA ‘COLUMNA DE HÉRCULES’ ESPAÑOLA
(Es un comentario de 10 páginas; muy largo para la pantalla. Recomiendo su impresión si merece su interés)
La Mitología nos ha enseñado que las Dos Columnas de Hércules se encontraban flanqueando el Estrecho de Gibraltar, una El Peñón de Gibraltar y la otra el Monte Hacho en Ceuta. Estos conceptos legendarios se han mantenido en nuestra vida cotidiana a lo largo de los siglos representados en nuestros escudos nacionales con relevancia en nuestro Escudo Nacional y en el de Andalucía especialmente; es decir, con algo de fantasía podemos decir que España descansa sobre dos piezas bases: Las Columnas de Hércules. No obstante, la referencia a columna se ha utilizado también de forma figurada como el gran soporte que da firmeza como base a una gran iniciativa o a la base sólida de una gran empresa. Podemos tomar este último concepto, el de la base sobre la que se sostiene una gran empresa, el que podemos dar a la OTAN con relación a España y Turquía en los tiempos actuales, que nada tienen que ver con los tiempos pretéritos y los conceptos por los que fue concebida porque éstos han cambiado sustancialmente, es decir, en 1948 se creo la OTAN para instaurar una fuerza militar que pudiera contrarrestar el creciente poderío militar bolchevique y sus claras ansias expansionistas y desde entonces ha habido un progresivo aumento de las fuerzas de la OTAN en Europa, sobre todo desde la incorporación en 1949 de los EE UU a la misma, y, afortunadamente, debido precisamente a la consolidación de una potente fuerza militar disuasoria, la confrontación bélica entre el Este y el Oeste no se ha producido.
Hoy el panorama de defensa de Occidente es muy distinto, no existe un bloque definido y determinado al que contrarrestar con efectivos bélicos y personales sino una situación de ‘enemigo gaseoso’ que golpea en cualquier parte del Globo, utilizando la ‘técnica’ de la propia inmolación del ‘soldado’ que ataca, convirtiendo su poder destructivo de unos efectos demoledores en lo referente a destrucción de vidas humanas y daños materiales llevado a término por un solo individuo. Este enemigo no conforma un ejército regular con un frente de ataque y un despliegue de efectivos en un punto geográfico determinado sino que es un ‘ejército’ de una sola persona, o pocos más, que golpea en cualquier parte y en cualquier momento y ha llevado a los estados del mundo a enfrentarse con un grave problema de dificilísima solución porque no se puede localizar a tiempo y vencer a este tipo de ‘enemigo gaseoso’ con efectivos convencionales.
Todos los estados, especialmente los de Occidente, se han visto obligados a emplear elevadísimas sumas de dinero en el capítulo de la seguridad civil en medios de concentraciones multitudinarias, eventos de todo tipo, transportes, especialmente los aéreos, y un largo etc. El ‘enemigo gaseoso’ ha puesto en jaque con un número de efectivos irrisorios a casi todo el mundo pero especialmente a Occidente que, según parece, es especialmente el enemigo a batir. Estamos viendo en Irak, como zona de violencia extrema, donde las víctimas personales y daños materiales que un solo ‘soldado’ suicida puede ocasionar son terribles. Ante esta situación en la que resulta casi imposible determinar dónde y cuándo se va a producir la próxima aparición del ‘enemigo gaseoso’ y sus demoledoras actuaciones, cabe plantearse no una estrategia de cómo vencer a un enemigo que puede estar en cualquier parte de nuestro entorno y del Globo en general y que, como estamos viendo, es casi imposible y resulta muy complicado el estructurar una estrategia defensiva de efectos permanentes, sino el tomarse muy seriamente el plantearse una estrategia de curar la intoxicación religiosa radical y fundamentalista que motiva al ‘soldado’ suicida a inmolarse junto con sus víctimas vía medidas realistas en los orígenes que han dado razón de ser a esta intoxicación religiosa fanática que alienta una lucha desigual entre víctimas y verdugos en la que las víctimas de un atentado encuentran la muerte por desconocidos, por uno o varios individuos que se inmolan a sí mismos para matar a personas para ellos desconocidas, sin que el hecho que tengan un credo religioso distinto o afín les de justificación ni legitimidad para el atentado. Es imprescindible contrarrestar con actitudes y hechos reales, basados en la sincera cooperación y justicia, con acento en la solución pacífica del conflicto palestino donde es determinante una pacificación duradera a cuya culminación corresponde al más poderoso ser generoso y dar más, premisas que son necesarias cumplir para que la progresión del radicalismo religioso de corte islámico, especialmente, en las naciones islámicas cuyo desarrollo y mejoras sociales es la clave para contrarrestar con cierto éxito la expansión del totalitarismo político-religioso que puede convertirse de forma masiva, pero sin frente definido, en el próximo enemigo con el que tendrá que habérselas Occidente a medio plazo.
En todo este proceso de “prepararse para la guerra si quieres la paz”, España jugó su papel desde 1953 en que se firmó el “Convenio de Defensa y Ayuda Económica Mutua” con los EE UU, y, sin ser miembro de la OTAN, figuró ya como pieza importante en una hipotética confrontación militar con el bloque soviético, no solamente por la implantación en España de bases militares de los EE UU sino por la importancia estratégica que adquiría España como plataforma de la que lanzar una potente contra-ofensiva contra los ejércitos bolcheviques que, se estimaba a la sazón, se plantarían en su primera embestida casi en los Pirineos y los Alpes. Turquía, por su parte, entró a formar parte de la OTAN en 1952. Es un socio que durante todo el tiempo de la Guerra Fría estaba ‘ahí’, como lejano a la OTAN y a toda la ‘movida’ de los dos bloques durante el largo proceso dialéctico de la Guerra Fría, pero muy consciente de su importancia estratégica desde tiempos inmemoriales por ser la Puerta de Oriente hacia Europa y viceversa. A la sazón, aún siendo miembro de la Otan, no se la consideraba como tapón para contener a la primera embestida soviética puesto que dicha embestida iría orientada, se suponía en principio, hacia los territorios de la democracias occidentales, especialmente Alemania, Holanda, Bélgica y Francia y se suponía que pararía, obligadamente a ‘coger aliento’, en Los Pirineos y en los Alpes.
Esta podría haber sido la situación a considerar por la OTAN en tiempos pretéritos, muchos años ha, pero la situación de la OTAN actualmente es muy distinta porque no existiendo ya el enemigo del Pacto de Varsovia, si bien sus efectivos, los de la OTAN, pueden haber disminuido en cantidad no es presumible que haya disminuido su potencial bélico operativo, de ser necesario, pero ante sí no tiene un enemigo potencial con el que, hipotéticamente, tener que medir sus fuerzas. ¿Quiere decir esto que el peligro ha desaparecido por completo y que podemos hacer las maletas e irnos todos a casa a ver películas de las guerras de las galaxias en la tele? No, por supuesto que no, ni mucho menos, no debemos entrar en el letargo de que ya está todo resuelto y, como prueba de ello, ahí tenemos la felicidad que corrió de un extremo a otro del mundo, especialmente en Europa, cuando en 1945 terminó la horrible Guerra Mundial; no obstante, tres años más tarde, ya en 1948, fue preciso el que unas cuantas naciones europeas tuvieran que unirse y crear un nuevo órgano de defensa mutua ante la amenaza real de un nuevo peligro por parte de la Rusia comunista y expansionista, lo que pone de manifiesto que, como en el tango, “la ambición trabaja” y que es sólo cuestión de oportunidad.
Eso ha sido siempre así desde tiempos inmemoriales, por tanto, debemos congratularnos de que estemos viviendo un proceso de relativa tranquilidad dentro del concepto de enfrentamientos dialécticos o bélicos de grandes bloques. No obstante, esta aparente tranquilidad es una calma relativa, es una calma chicha porque el posible enemigo a gran escale en número ya está en lontananza y no se trata del posible problema de Corea del Norte, ni el de un posible enfrentamiento entre Taiwan (antes Formosa) y la China continental; tampoco lo veo en Irán como posible peligro a medio plazo. El posible enemigo que veo a medio plazo es ‘gaseoso’, no es una potencia determinada con un ejército determinado del que es conocido por su contrincante casi hasta el último cartucho disponible para su armamento. Es un posible enemigo terrible por no ser posible contrarrestar con un ejército regular como pudiera ser la OTAN; puede ser un ejército anárquico, numerosísimo en sus efectivos humanos, y con la posible cantera de reclutamiento que representan los 40 millones de inmigrantes trabajadores en Europa de credo islámico, de producirse en puntos indeterminados de Europa irrupciones violentas de tipo religioso relacionados con los credos cristiano y musulmán.
NOTE DE ÁFRICA Y MEDIO ORIENTE. Todos conocemos ya cuáles son los comportamientos en los enfrentamientos religiosos-étnicos de corte fundamentalista, pudiéndose citar como muy cercanos los genocidios que han tenido lugar en los Balcanes en los que ser de credo islámico significaba una sentencia de muerte segura o a los que día a día están teniendo lugar en Sudán y Kenia donde se extermina a católicos como si fueran animales de la selva, sólo por ser católicos. El gran problema que las democracias cristianas de Occidente tienen ante sí a corto plazo es la posible expansión del fundamentalismo islámico radical que, si bien ahora encuentra un muro de contención en las naciones de religión islámica moderada del Norte de África, Medio Oriente, Turquía y otras naciones de fe islámica del entorno, puede convertirse en una irrupción descontrolada en toda regla si las mencionadas naciones de credo islámico citadas fuesen sobrepasadas por el fundamentalismo político-religioso. En este supuesto, totalmente posible, es donde entra en juego la gran importancia que cobran las ‘Dos Columnas de Hércules’ de la OTAN, España y Turquía, como muros de contención pacífico si Turquía mantiene la moderación actual en su culto islámico y España no deriva hacia una descomposición de su unidad nacional que pueda posibilitar una islamización progresiva de su territorio. De fallar por circunstancias imprevisibles estas dos ‘columnas’ y producirse una escora hacia fundamentalismos político-religioso en ambas naciones, Europa podría verse envuelta por una tenaza de culto islámico que, de escorarse hacia el radicalismo, resultaría de imprevisibles consecuencias.
En lo que a Turquía se refiere, es una nación de unos 80 millones de habitantes, de libertad religiosa aunque mayoritariamente de credo islámico, tiene una constitución de corte occidental en la que en su revisión de 1982 el Ejército asume el papel de garante de la unidad de la nación turca, de la inalterabilidad del laicismo, del calendario gregoriano, del alfabeto latino y del sistema métrico decimal entre otros conceptos de corte Occidental, hacia donde han mirado los dirigentes de la joven nueva nación turca casi desde su fundación en 1922 de la mano de Mustafá Kemal Atatürk, el héroe turco que hizo resurgir a la nación turca de las cenizas después del ocaso del Imperio Otomano, de ahí el calificativo de “Atatürk” (Padre de la Patria), que siempre tuvo las ideas preclaras de hacia dónde orientar a su nación. Ya entonces fue puesta la piedra angular mirando a Occidente, no hacia Oriente, y esas miras las han mantenido los dirigentes turcos, especialmente su Ejército, hasta nuestros días. Desde la actualización de la Constitución en 1982, El Ejército turco, que se encuentra representado por el Jefe de Estado Mayor y los dirigentes de las cuatro Armas en la MGK (Consejo de Seguridad Nacional en el que se toman todas las decisiones políticas compuesto por el Presidente de la República, el Primer Ministros y los Ministros de Defensa, Asuntos Exteriores Justicia e Interior, además de los citados Jefes militares, decisiones políticas que siempre han tenido la aprobación de la Gran Asamblea Nacional a propuesta del Consejo de Ministros), actúa como garante de que los conceptos mencionados de Unidad Nacional, Estado laico, Alfabeto latino, Sistema Métrico Decimal, Calendario Gregoriano sean mantenidos inalterados. La importancia de que los citados conceptos occidentales se hayan mantenido en la vida común turca ha sido y sigue siendo de una importancia capital en las relaciones actuales y venideras de Turquía con la Europa comunitaria y una garantía para esa Europa de que su Puerta de Oriente está guardada y bien guardada por Turquía.
A continuación reproduzco su Artículo 118 que dice lo que sigue (pido disculpas por el texto en inglés pero la traducción a mano en español no es fidedigna):
“ARTICLE 118. (As amended on October 17, 2001)
The National Security Council shall be composed of the Prime Minister, the Chief of the General Staff, Deputy Prime Ministers, Ministers of Justice, National Defence, Internal Affairs, and Foreign Affairs, the Commanders of the Army, Navy and Air Forces and the General Commander of the Gendarmerie, under the chairmanship of the President of the Republic.
Depending on the particulars of the agenda, Ministers and other persons concerned may be invited to meetings of the Council and their views heard.
The National Security Council shall submit to the Council of the Ministers its views on the advisory decisions that are taken and ensuring the necessary condition with regard to the formulation, establishment, and implementation of the national security policy of the state. The Council of Ministers shall evaluate decisions of the National Security Council concerning the measures that it deems necessary for the preservation of the existence and independence of the state, the integrity and indivisibility of the country and the peace and security of society.
The agenda of the National Security Council shall be drawn up by the President of the Republic taking into account the proposals of the Prime Minister and the Chief of the General Staff.”
Como podemos constatar, en el papel encomendado al Ejército turco en su Constitución hay una cierta semejanza o paralelismo en lo relativo a la unidad e integridad nacional con la encomendada al Ejército español en la Constitución española cuyo Artículo 8 lee de la siguiente manera: “Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. Este Artículo tiene en su última encomienda “defender su integridad y el ordenamiento constitucional” una connotación con el Artículo 2 que lee como sigue: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles,……….” Como podemos ver se consagra a los Ejércitos españoles, además de la lógica defensa nacional, el velar por la unidad nacional. Ambos casos, el turco y el español, son atípicos dentro del contexto comunitario donde los ejércitos tienen en casi todos los casos la único encomienda de la defensa nacional y no de velar por la unidad nacional que, por lo visto, nadie cuestiona. .
En lo que a las relaciones de la Europa de los mercaderes con Turquía se refiere, hay que decir que no todo pueden ser ganancias para éstos y que la mezquindad y alegatos dilatorios con que están tratando el ingreso completo y definitivo de Turquía en la Comunidad Económica Europea, entre los que se encuentra la escusa del tema de Chipre, es propia de la inopia, avaricia, ignorancia estratégica y una cierta dosis de prejuicios étnicos o tal vez preocupación por el número de escaños que sus casi ochenta millones de habitantes les otorgaría y que pudieran eclipsar el actual dominio ejercido hoy por Alemania y Francia en las decisiones comunitarias. En todo caso, en la calle en Turquía ya se respira un cierto aire de desencanto y frustración hacia la integración en la Unión Europea, otrora vista con mucha ilusión, a consecuencia de las interminables escusas rebuscadas y dilatorias de los dirigidos burócratas de Bruselas para ralentizar el proceso de integración. Hay dirigentes europeos que solo ven los beneficios en moneda de curso corriente que pueda aportarles el ingreso de Turquía en el seno de la UE, un mercado de casi 80 millones de consumidores ni más ni menos, pero sin permitirles el libre movimiento de personas como a todo europeo y demás beneficios comunitarios. No obstante, sí es buena Turquía para que sirva de base y plataforma cuando algún país en posesión, supuestamente, de armas de destrucción masiva, aunque sea islámico, entra en conflicto con las democracias occidentales y su seguridad precisa de utilizar las bases de la OTAN en su territorio para ejercer su defensa.
Por tanto, cabe afirmar que la hipocresía de la Europa de los mercaderes en la cuestión de Turquía es extrema; sólo le es atractivo por el lado del vil metal y le preocupa mucho el flujo de trabajadores turcos hacia la Europa comunitaria, obviando algo tan fundamental como es la garantía de su seguridad por la Puerta de Oriente. Turquía ha demostrado recientemente ser un socio que cumple con sus compromisos internacionales; es una de las naciones de mayoría de credo islámico más identificada con Europa por la adopción desde su nacimiento como nueva nación independiente de los conceptos básicos de identidad occidental ya citados, además de haber orientado sus miras hacia Europa con determinación casi desde su fundación, y, mientras su ejército siga manteniendo su ya legendario compromiso con la Constitución en lo referente a los principios occidentales ya mencionados y no sea ‘descabalgado’ por movimientos fundamentalistas radicales, Turquía es y será uno de los valiosos socios de la Comunidad Europea en consumo y en defensa mutua. Los sindicatos de trabajadores de la Europa de los mercaderes deben tener muy en cuenta que es una aberración a escala de dirigentes políticos y sindicales el vetar al emigrante turco porque el turco que se desplaza a Europa viene a buscar una vida mejor para él y para los suyos y sólo permanecerá entre nosotros el tiempo que tarde su nación en ponerse a un nivel aceptable en la creación de posibilidades de trabajo con relación a Europa, cosa que ya está consiguiendo a toda marcha pues su economía crece a un ritmo espectacular; por citar un ejemplo, en el período entre 2002 y 2007 tuvo una tasa media de crecimiento del 7,4%.
Conclusión sobre TURQUIA ANTE LA OTAN:
Como observador externo, estimo que la ‘Columna de Hércules’ sobre la que descansa la OTAN en la Puerta de Oriente, Turquía, es sólida, está sana y es de fiar, siempre y cuando el partido islámico hoy moderado en el Gobierno, el Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP) del cual es presidente el Primer Ministro, Recep Tayyip Erdogan, no se meta en ‘el lodazal’ y trate de introducir cambios en la Constitución en lo relativo al Estado laico y al papel del Ejército como garante y vigilante de la unidad nacional y de la doctrina europeísta kamelista que se remonta a la primera Constitución de 1924. Actualmente no es posible que se produzcan cambios en esa línea, en el supuesto que hubiera intención de ello, porque los cambios en la Constitución precisan las 2/3 partes de la Gran Asamblea Nacional compuesta por 550 escaños y el partido de Erdogan, el AKP, no reúne los escaños necesarios, aunque ya los raspa.
He expuesto mi visión sobre la situación de Turquía ante la OTAN, la situación tal y como la veo en la que he obviado los varios golpes militares que se han producido anteriores a la Constitución de 1982 porque no es mi intención el exponer aquí Historia de Turquía sino su posición actual ante la OTAN. A continuación expongo mi visión de España ante la OTAN, y, sinceramente, no es muy optimista porque se dan una serie de circunstancias que son, como mínimo, bastante preocupantes. Voy a ir por partes.
La Constitución española de 1978 introdujo en el contexto español un nuevo modelo de Estado que es el llamado Estado de las Autonomías que ha significado una descentralización política y administrativa extensísima, quedando el propio Estado casi vacío de competencias, algunas básicas para el mantenimiento de un espíritu nacional generalizado como es la enseñanza, por ejemplo, en una dimensión muy preocupante. El modelo de las autonomías, que ha sido merecedor de innumerables loas por parte de nuestra clase política, va camino de convertirse en una bomba de relojería que puede explotarnos en la cara a todos los españoles. Me explico: España, una Nación de 504.645 Km2 y 44 millones de habitantes (Como dato comparativo, cito a California, uno solo de los 49 Estados de los EEUU, tiene una superficie de 423.971 Kms 2 y su población es de 36.461.664 habitantes) va camino de convertirse en una especie de Estado Federal confuso de 17 mini estados, con 17 Parlamentos legislando cada uno a su aire, según sus conveniencias y con conceptos de campanario casi generalizado, y en algunos con la decidida determinación de constituirse en estados soberanos e independientes del tronco nacional, de España. Esta situación, que podría definirse casi como pintoresca porque se origina dentro de un Estado miembro de la UE que, como sus siglas inequívocamente ponen de relieve, es unión y no desintegración, se da de bruces con los conceptos imperantes en la Europa comunitaria e, incluso, en el mundo entero tendentes a la globalización. No obstante, no lo vieron así los políticos que en su día dieron forma a la actual Constitución española que, en aras del consenso y de contentar a todos, tal vez con mucho complejo de culpa de lo pasado por parte de algunos de los legisladores que tomaron parte en su redacción, salió este Estado con 17 Parlamentos, a medio plazo económicamente insostenible por el coste que ha significado multiplicar por 17 toda la parafernalia de puestos políticos y funcionariado público, y, además, promulgando leyes que se contradicen en lo legislado de una comunidad a lo legislado en otra u otras sobre el mismo asunto, y, lo que es más serio, asumiendo competencias que son intrínsecas del Gobierno y Parlamento de la Nación y, por tanto, en permanente y tedioso enfrentamiento mediático con el Gobierno central.
Las consecuencias no se han hecho esperar y ya nos encontramos con actitudes independentistas y tramontanas por parte de algunas autonomías, que serán seguidas por otras en un efecto de fichas de dominó imparable y una clara situación de desarticulación de la Nación española como tal. ¿Consecuencias? Las habrá y muy negativas pero, en lo que a nuestra relación con nuestro socio la OTAN se refiere, que es la razón de este comentario, se puede presentar la gravísima incógnita de la representatividad legítima del Estado español y su Gobierno ante socios exteriores si es cuestionado por una o varias autonomías españolas, o, incluso, si se han producido separaciones totales de una o varias de ellas del tronco nacional en cuyo caso sería un dilema muy grave y muy difícil de predecir cuál sería la actitud de los socios de la OTAN ante una situación semejante. Un ejemplo hipotético, por citar uno: si Andalucía entrara en la dinámica del independentismo y se convirtiera en nación independiente ¿qué estamento español sería interlocutor válido ante la OTAN en cuestiones relacionadas con la Base de Rota de uso conjunto con EEUU, España y OTAN, el Gobierno de Andalucía o el Gobierno nacional, federal o lo que resulte de Madrid?
En lo que a la posible desarticulación de España y en lo que a su posible troceado en pequeños estados federados e independientes se refiere, se podría crear - por suerte se puede utilizar aún la palabra “se podría crear” y no “se ha creado”- una situación difícil de gobierno ya que es presumible que cada estado federado adoptase decisiones según sus respectivos criterios, según sus intereses y en función, en no pocos caso, de intereses electorales del momento, tanto si se trata de intereses dentro de España -el asunto del aprovechamiento de los acuíferos nacionales, por ejemplo- como si fuesen fuera de Ella, externos, situación algo más que preocupante no sólo por las consecuencias para la totalidad de la Península Ibérica sino también para la Europa allende de nuestras fronteras. La desvertebración de España degeneraría una especie de Reinos de Taifas, época histórica de Iberia muy a tener en cuenta porque haciendo cada uno de ellos uso , los Reinos de Taifas, de su legítimo derecho de hacer y deshacer a su antojo, cada uno ‘barriendo’ para sus respectivos reinos, llegaron incluso a guerrear arma en mano contra sus propios congéneres de credo musulmán de otros reinos, concluyendo semejante desaguisado en el debilitamiento del Islam en la Piel de Toro y sus sucesivas derrotas culminaron con la total expulsión del territorio español del último musulmán armado dentro de un ejército regular en 1492, después de 781 años de dominio de la mayor parte de la Península Ibérica. España es hoy una ficha más dentro de un tablero internacional en el que, sin menoscabo de su soberanía, no hay cabida, absolutamente ninguna cabida para políticas pueblerinas y de campanario.
Continuando con la situación de España en estos momentos, hay que asumir que las perspectivas de desintegración nacional son reales y obligan a repasar muy brevemente nuestra Historia, lejana en tiempo pero casi de antes de ayer en hechos, que nos dice que la invasión islámica a España y su dominio tuvo su comienzo en el año 711. El rey visigodo, Don Rodrigo, que ostentaba la corona a la sazón, fue derrotado en la batalla de Guadalete por tropas islámicas venidas de África llamadas por los partidarios del hijo, aún niño, del asesinado rey Witiza un año antes, invasión en la que jugó un papel clave el apoyo y ayuda que prestó el entonces Gobernador visigodo de Ceuta y simpatizante con la causa de la familia Witiza, el Conde Don Julián, al facilitar el embarque de las tropas invasoras o expedicionarias, además de la contribución de otras etnias en la Península vejadas y maltratadas por los visigodos a lo largo de siglos, entre ellas la judía. (La primera persecución institucionaliza en España contra los judíos la protagonizó el rey visigodo Sisebuto en el 612). Ahí terminó el dominio godo-visigodo en la Península Ibérica y comenzó la Era islámica hasta el mentado año de 1492 en que fue vencido su último baluarte, el Reino de Granada. Podemos terminar diciendo que la guerra civil desatada entre las facciones del hijo del rey Witiza, presuntamente asesinado por don Rodrigo, y las del propio rey don Rodrigo hizo posible la conquista de Iberia por los musulmanes. Vinieron a apoyar al heredero del asesinado rey Witiza, en principio, y después de vencer al rey don Rodrigo, no solamente no le restauraron en el trono de su padre sino que se limitaron a hacerle cómoda la vida pero se hicieron los amos del suelo conquistado, España. Así comenzó la Era Islámica en Iberia: producto de una descomposición del Estado a consecuencia de una guerra civil entre visigodos, a la sazón ya de fe cristiana y no de su originaria fe arriana, en disputa por la corona. Ha lugar a mencionar que esta misma situación se repitió en 1703 con Gibraltar y los británicos. Gran Bretaña, junto con el Imperio Austro Húngaro, los Países Bajos luteranos y principados alemanes, apoyaron con las armas al Archiduque Carlos de Habsburgo que disputaba la corona de España al aspirante Borbón, más tarde Felipe V, en la Guerra de Sucesión a la Corona de España, desembarcaron en Gibraltar -una expedición compuesta por ingleses, holandeses y españoles-, la tomaron en nombre, en representación y a favor del Archiduque Carlos y después, como consecuencia del racista y esperpéntico Tratado de Utrecht de 1713, se quedaron con ella. En trescientos años no ha habido manera de hacerles coger puertas.
Introducido en la Península el credo islámico en el 711, tuvo presencia dominante durante 781 años, de ahí los exabruptos de algún que otro mandatario del mundo islámico radical anunciando una futura reconquista del al-Ándalus , que ellos consideran parte de su añorado Imperio perdido. Delirios de visionarios aparte, estamos ante la realidad que España tiende a descomponerse y que su conversión en pequeños estados, federados o no, puede propiciar que el asentamiento de más de dos millones de emigrantes trabajadores de fe islámica, presentes hoy en España y repartidos por la geografía nacional, aumente de forma incontrolada, bien de forma natural o conducida, por la posible quiebra de los controles de la inmigración del Estado central y se llegue a una población islámica de mucha mayor importancia, que tendrá obligadamente una representación en la vida pública de las respectivas comunidades en las que se asiente o esté asentada, con la previsible proliferación de problemas sociales de origen cultural. Huelga el añadir que una España fragmentada en pequeños estados no estaría a la altura de barajar con éxito una situación de revueltas o levantamientos étnicos en sus posibles nuevos mini estados y podría producirse una intervención por parte de alguna nación o naciones del mundo islámico vecino de la cornisa mediterránea africana que un reducido a testimonio Ejército español, o tal vez inexistente debido al confusionismo que se creará con la financiación de un ejército regular dentro del tablero de mini estados, podría significar una reconquista progresiva del otrora imperio islámico en Iberia.
CONCLUSIÓN DE ESPAÑA ANTE LA OTAN:
La ‘Columna de Hércules’ sobre la que descansa la OTAN en la España del Estrecho de Gibraltar, es sólida, aún. No me aventuro a añadir nada más a esta conclusión. Dejo al criterio del lector que saque sus propias conclusiones en base a los criterios aquí expuestos o a los suyos propios.
ENLACES A ARTÍCULOS MÍOS SOBRE TURQUÍA, LA UE, OCCIDENTE, LA OTAN, ESPAÑA Y MEDIO ORIENTE.
RUPTURA ENTRE TURQUÍA E ISRAEL: ¿EL GRAN FRACASO DE OCCIDENTE? (07-09-2011)
TURQUÍA SE PROYECTA COMO UNA ISLA DE ESTABILIDAD EN EL MEDIO ORIENTE (28-02-2011)
GRAN BRETAÑA, TAMBIÉN MIEMBRO DE LA UE Y DE LA OTAN, ABOGA POR LA INTEGRACIÓN DE TURQUÍA EN LA UE (21-08-2010)
¿TIRÓN DE OREJAS DE OBAMA A LOS 'MERCADERES' DE BRUSELAS, SUS SOCIOS EN LA OTAN, A CUENTA DE TURQUÍA? (12-07-2010)
¿SE LE PASÓ A LA UE EL ARROZ CON TURQUÍA, SU SOCIO EN LA OTAN? (23-06-2010)
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