(MARZO DE 1993)
En el mes de marzo de 1993 escribí un mini ensayo sobre la situación económica de España de la época el cual no fue publicado. Dado que la situación de la economía española en la actualidad es muchísimo más grave que la que motivó este mini ensayo en 1993, lo publico por "Conceptos" en este blog sin ningún tipo de retoque o actualización, motivo por el cual no incluye aspectos actuales de nuestra economía como pudieran ser la política de subvenciones practicada por los últimos Gobiernos de la Democracia española, muy difícil de entender por la ciudadanía, especialmente aquéllas otorgadas a sindicatos, patronales y partidos políticos, entes todos ellos que se suponen deben ser mantenidos por sus propios afiliados, así como el tremendo problema político y económico que España se ha agenciado con el asunto de las Autonomías. Por tanto, el lector, quienquiera que se tome el tiempo de leerlos, tendrá que trasladarse mentalmente a la época en que se escribió y sacar provecho, si en algo le fuese provechoso, de lo que de él hoy pueda ser aplicable a la situación actual de crisis económica profunda en la que España está sumida, en el bien entendido que hay conceptos que ya han sido lógicamente superados en los 19 años transcurridos.
El ensayo lo componen 16 "Conceptos" que planteo muy esquematizados; en este post tocaré su Prólogo que lee, a continuación de la relación de Conceptos, como sigue:
CONCEPTOS TRATADOS EN ESTE MINI ENSAYO
PRÓLOGO
CONCEPTO 1º.- RECONVERSIÓN
CONCEPTO 2º: FISCALIDAD (I)
CONCEPTO 3º: FISCALIDAD (II)
CONCEPTO 4º: FISCALIDAD (III)
CONCEPTO 5º: CONTRATACIÓN LABORAL (I)
CONCEPTO 6º: CONTRATACIÓN LABORAL (II)
CONCEPTO 7º: SEGURIDAD SOCIAL (I)
CONCEPTO 8º: SEGURIDAD SOCIAL (II)
CONCEPTO 9º: FONDO DE SOLIDARIDAD
CONCEPTO 10º: DINEROS ILÍCITOS
CONCEPTO 11º: BIENES
CONCEPTO 12º: VIVIENDA
CONCEPTO 13º: JUSTICIA
CONCEPTO 14º: PRISIONES
CONCEPTO 15º: EJÉRCITO
CONCEPTO 16º: TURISMO
EXPOSICIÓN FINAL
PRÓLOGO
El fracaso y quiebra del sistema económico del bloque comunista, después de 70 años de vigencia, ha tenido como causa fundamental la total ausencia de motivación del individuo en la toma de iniciativas para la mejora de su status social, y ello debido al dirigismo del sistema totalitario comunista que excluía la iniciativa privada en la generación de actividad económica. Como consecuencia de ello, el concepto económico comunista no sólo ha fracasado estrepitosamente sino que, además, ha dejado detrás de sí una sociedad inválida en la toma de decisiones e iniciativa empresarial que tendrá que afrontar largos años de penuria antes de que pueda entrar en el mercado de la competitividad con un mínimo de posibilidades de éxito.
El otro gran fracaso económico del siglo actual lo está representando el modelo económico occidental ó capitalista, y, también, por la misma razón: DESMOTIVACION DEL INDIVIDUO; en este caso a causa de agobio impositivo fiscal.
Ambos modelos han evolucionado con el transcurrir de los años -y el acceso de las izquierdas al poder en Occidente- hacia una meta casi sinónima, por muy contradictorio que nos parezca: LA SOCIALIZACION DE LOS ESTADOS.
El Estado comunista parte ya desde su base en que es el Estado el único propietario de todo bien que se encuentre dentro de sus fronteras y el único empresario por excelencia, por lo que no tiene porqué utilizar sistemas fiscales impositivos de carácter expropiatorios para alcanzar el dominio de la propiedad del país pero que, al no existir ningún estímulo de superación por parte del individuo productor, éste se convierte en un parásito del sistema, desapareciendo la productividad ó valor de trueque de lo recibido por lo producido, terminando el sistema, como ha sido el caso, en su quiebra absoluta.
En lo que al patrón económico de corte occidental se refiere, su quiebra está también servida a no muy largo plazo estando de hecho ya en lo que llamarían los expertos "quiebra técnica" pues, si como ocurre en España, un país con 40 millones de habitantes con una población activa de 12 millones -y digo "población activa" y no productiva- y su cifra de desempleados forzosos supera ya los 3 millones, sin visos de que esta cifra se reduzca a medio plazo, está claro que los empleados PRODUCTIVOS de los 12 millones de personas activas no podrán aportar con sus esfuerzos los ingresos suficientes para cubrir las necesidades de los 40 millones de población. Consecuentemente, a menos que se produzca un cambio drástico en los parámetros económicos que se siguen actualmente, la quiebra del sistema económico occidental también está servida, porque:
Los impuestos que a lo largo de los años se han ido creando y aumentando de forma progresiva en Occidente han llegado a tal punto que el Estado se queda con un tanto por ciento elevadísimo del ingreso del ciudadano, llegando incluso en algunos países a superar el 80% de los mismos, según la cuantía de lo percibido. (En España, por ejemplo, cualquier persona que funde una empresa y cierre su balance anual con beneficios tendrá que satisfacer al fisco el 35% de estos beneficios, y, si decide repartir los beneficios habidos, tendrá que abonar por el concepto de IRPF lo que le corresponda como persona física por el beneficio que haya percibido, pudiendo llegar hasta el 56% , según la cuantía recibida, por lo que el recibir el beneficio de su capital para su libre disfrute puede costarle a cualquier español el previo pago al fisco del 71% del beneficio bruto obtenido, (35% por parte de la empresa y 56% por la vía del IRPF). Ante estas expectativas, no debe sorprender a nadie que cada día se creen menos empresas, que cada día se cierren más empresas, y si no se cierran aún más es porque la mayoría de los pequeños y medianos empresarios no pueden desligarse de su actividad sin perder todo cuanto tienen ó lo poco que les queda para poder tirar.
En el sistema económico occidental, el Estado, vía impuestos, "expropia" al ciudadano del producto de su trabajo de forma progresiva de tal manera que el individuo pierde el estímulo para crear actividad, tanto de carácter empresarial como personal, encareciendo vía tasas, impuestos, toda la actividad comercial hasta el extremo que cualquier individuo que quiera iniciar una actividad comercial tendrá que efectuar fuertes desembolsos de dinero no productivo en tasas, amén de largos procesos de tramitación burocrática.
Consecuentemente, mientras el sistema comunista asumió toda la decisión --pero también la responsabilidad- de dar ocupación a toda la población en edad productiva y de atender todas las necesidades fundamentales, como sanidad, enseñanza, alojamiento, suministros de víveres, etc., el sistema occidental lo ha sabido 'hacer mejor'. El Estado no corre ningún riesgo; se limita a recaudar grandes trozos del producto del trabajo de sus ciudadanos, quienes, cuando les vienen las cosas mal ven como 'su' Estado le expropia sus propiedades vía ejecutivo, incluso útiles imprescindibles de producción en la marcha de empresas son confiscados por esta vía, si no han podido hacer frente al pago del capítulo de impuestos que también el Estado se haya encargado de asignarle de acuerdo con las reglas del juego, sus reglas, aprobadas en cámaras de mayorías absolutas de signo socialista, como es el caso de España.
Hay países occidentales donde el contribuyente, si bien no paga con excesivo agrado, por lo menos tiene la sensación que sus impuestos son utilizados por la Administración del Estado de forma correcta en la medida en que salta a la vista que los servicios fundamentales -sanidad, enseñanza, asistencia al desempleo, infraestructuras, etc.- están bien atendidos, por lo que no cunde del todo el desaliento y la sensación de expolio que existe en otros países, España entre ellos, en los que el contribuyente se siente, según necesite prestaciones del Estado, estafado, además de vigilado y , a causa del avance de la informática, completamente desnudo e indefenso ante la Administración, habiéndose generado la sensación en el ciudadano que los numerosos impuestos que paga por distintos conceptos sólo sirven para alimentar el tremendo aparato de la Administración que halla su justificación en el acoso y control cada vez más estricto y preciso del ciudadano.
La voracidad recaudatoria del Estado ha llegado a tal punto en algunos países que está acabando con la ilusión y la iniciativa del individuo. En lo que a España se refiere, hay que tener en cuenta que ha sido un país de tolerancia fiscal hasta hace unos años y ha pasado a ser en un cortísimo período de tiempo uno de los de mayor presión fiscal de la Europa Occidental. El ciudadano español paga a las Administraciones Públicas por numerosos conceptos y no sólo por el IRPF. A título de ejemplo baste el impreso oficial que hay que rellenar para cualquier trámite, y por el que hay que pagar, ó como una simple multa de tráfico por aparcamiento indebido puede llegar hasta la cuantía de 50.000 pesetas. (50.000 Ptas.es casi el salario mínimo interprofesional que en España lo reciben un vasto número de españoles). El legislador que contempla una penalización de semejante cuantía por aparcamiento indebido de un vehículo está muy lejos, y totalmente de espaldas, a las realidades y posibilidades del hombre de la calle. Este señor parece legislar para una sociedad de millonarios; indiscutiblemente no sabe lo que es para una familia tirar un mes con 50.000 Ptas. En todo caso, no existe nada comparable en la Europa Occidental en lo que a la cuantía de la penalización por este concepto se refiere.
Lo expuesto, a grandes rasgos, nos puede llevar a la conclusión que el sistema económico occidental necesita urgentemente y sin demora cambiar su modelo económico de socialización vía impuestos, que ha convertido a los Estados en asilos de funcionarios y parados, de forma que los agentes que juegan un papel decisivo en crear actividad económica -individuo, empresa y dinero- reciban el estímulo necesario e imprescindible para que se pongan en movimiento y que el dinero entre con decisión y confianza en los canales de creación de actividad y riqueza de los distintos países. Para que esto pueda ocurrir es necesario que se articulen los siguientes CONCEPTOS:
(Continuarán en el siguiente post los Conceptos 1º (Reconversión) y 2º (Fiscalidad I, II y III)
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